La invitación




        LA INVITACIÓN
(de Oriah Mountain Dreamer)





No me interesa saber cómo te ganas la vida.

Lo que quiero saber yo es cuáles son tus anhelos

 y si te atreves a soñar con realizarlos.

No me interesa saber tu edad.

Lo que quiero saber yo es si te arriesgarías a parecer un tonto por amor, por tus sueños, o por la simple aventura de sentirte vivo.

No me interesa saber qué planetas están en cuadratura con tu Luna.

Lo que quiero saber yo es si has llegado al centro de tu propia tristeza,

Y si tu corazón se ha abierto con las traiciones de la vida

o si se ha arrugado o cerrado ante el temor de sufrir más. 

 Quiero saber yo si puedes vivir con el dolor, con el mío o el tuyo, sin tratar de disimularlo, de atenuarlo ni de remediarlo.

Quiero saber si puedes experimentar con plenitud la alegría, la mía o la tuya, si puedes bailar con frenesí y dejar que el éxtasis te penetre hasta la punta de los dedos de los pies y las manos sin que tu prudencia nos llame a ser cuidadosos, a ser realistas, a recordar las limitaciones propias de nuestra condición humana.

No me interesa saber si lo que me cuentas es cierto.

Lo que quiero saber yo es si puedes decepcionar a otra persona para ser fiel a ti mismo; si podrías soportar la acusación de traición y no traicionar a tu propia alma

si estás dispuesto a no creer en nada o en nadie, y si eres por lo tanto digno de confianza.

Quiero saber yo si puedes ver la belleza, aun cuando no todos los días sean hermosos

y si puedes tú inspirar tu propia vida con su presencia.

Quiero saber si puedes vivir con el fracaso, el tuyo y el mío, y de pie en la orilla del lago gritarle a la plateada forma de la luna llena: ‘¡Sí!’

No me interesa saber dónde vives ni cuánto dinero tienes.

Lo que quiero saber yo es si puedes levantarte después de una noche de sufrimiento y desesperanza, agotado y magullado hasta los huesos, y hacer lo que sea necesario para alimentar a tus hijos.

No me interesa saber a quién conoces ni cómo llegaste hasta aquí.

Lo que yo quiero saber es si te quedarás en el centro del fuego conmigo y no lo rehuirás.

No me interesa saber qué, dónde ni con quién estudiaste.

Lo que quiero saber yo es qué es lo que te sostiene por dentro, cuando todo lo demás se derrumba.

Quiero saber si puedes estar solo contigo mismo y si disfrutas de tu propia compañía en momentos de vacío.








 


 

 
Este poema que descubrí por casualidad e impactó en mi alma, me lleva a esas conversaciones en las que no existen las máscaras, sino solo el corazón ardiente que se expone. Son estas conversaciones las verdaderamente valiosas, las obras de arte. Las otras charlas, que no son dignas de ser llamadas "conversaciones", las de "me he comprado un coche nuevo" o "hay que ver qué mal está el país", bueno, están bien para pasar el rato, como las películas de después de comer. Esas otras tienen que existir, como existen las noveluchas, o los paraguas. Pero a mí lo que realmente me interesa de las personas, de ti, son tus anhelos, tus sufrimientos, tu frenesí y tus momentos de vacío. No me interesa nada más; solo asomarme un poquito a tu corazón.

Comentarios