¿Poniéndome viejo?


- Te estás volviendo viejo -me dijeron-, has dejado de ser tú, te estás volviendo amargado y solitario.

No -respondí- no me estoy volviendo viejo, me estoy volviendo sabio.


He dejado de ser lo que a otros agrada para convertirme en lo que a mí me agrada ser, he dejado de buscar la aceptación de los demás para aceptarme a mí mismo, he dejado tras de mí los espejos mentirosos que engañan sin piedad .


No, no me estoy volviendo viejo, me estoy volviendo asertivo, selectivo de lugares, personas, costumbres e ideologías .


He dejado ir apegos, dolores innecesarios, personas, almas, y corazones, no es por amargura es simplemente por salud.


Dejé las noches de fiesta por insomnios de aprendizaje, dejé de vivir historias y comencé a escribirlas, hice a un lado los estereotipos impuestos, dejé de usar maquillaje para ocultar mis heridas, ahora llevo un libro que embellece mi mente.


Cambié las copas de vino por tazas de café, me olvidé de idealizar la vida y comencé a vivirla.


No, no me estoy poniendo viejo.
Llevo en el alma lozanía y en el corazón la inocencia de quien a diario se descubre.
Llevo en las manos la ternura de un capullo que al abrirse expandirá sus alas a otros sitios inalcanzables para aquellos que sólo buscan la frivolidad de lo material.
Llevo en mi rostro la sonrisa que se escapa traviesa al observar la simplicidad de la naturaleza; llevo en mis oídos el trinar de las aves alegrando mi andar.


No, no me estoy volviendo viejo, me estoy volviendo selectivo, apostando mi tiempo a lo intangible, reescribiendo el cuento que alguna vez me contaron, redescubriendo mundos, rescatando aquellos viejos libros que a medias páginas había olvidado.


Me estoy volviendo más prudente, he dejado los arrebatos que nada enseñan, estoy aprendiendo a hablar de cosas trascendentes, estoy aprendiendo a cultivar conocimientos, estoy sembrando ideales y forjando mi destino.


No, no es que me esté volviendo viejo por dormir temprano los sábados; es que también los domingos hay que despertar temprano, disfrutar el café sin prisa y leer con calma un poemario.


No es por vejez por lo que se camina lento, es para observar la torpeza de los que a prisa andan y tropiezan con el descontento.
No es por vejez por lo que a veces se guarda silencio, es simplemente porque no a toda palabra hay que hacerle eco.
No, no me estoy poniendo viejo, estoy comenzando a vivir lo que realmente me interesa.


Victor Hugo





                                                                                     Foto de Candid Shots


A partir de este momento de mi vida no deseo ponerme vieja, 

sino ir más lentamente por la vida, degustando los árboles y las sonrisas, respirando cada atardecer con mi cesta llena de gratitud.

No deseo volverme solitaria,

 sino elegir bien con quien paso mi tiempo, hablando de cosas trascendentes o simplemente disfrutando de un espacio sin nombre.

No deseo volverme exigente,

sino decir "No" a aquello que no me ilumina, o que es para mí un simple papel vacío. Y dedicarme a lo que sí inunda mi alma de frescura y poesía.

No deseo llenar la noche de conversaciones vacuas 

sino  descubrir en las letras y otras voces los misterios que se esconden tras la puerta.


Deseo dejar de idealizar la vida y empezar a vivirla de una vez, 

aunque se resquebraje la careta que he creado para otros. 

De esa manera, no viviré rodeada de espejos sino de personas auténticas, incluida yo misma.

Deseo avanzar sin este lastre que cargo a mis espaldas que tiene un solo nombre: "Debería".

Deseo caminar lento, degustar lento, observar lento y llenarme de amor también lentamente, hasta que no sean necesarios los adornos.


Y si eso es ponerse vieja, bienvenida sea esa vejez que me convierte en la persona valiente, serena y sabia que llevo dentro.



Nota de Clementina: Esta entrada está dedicada a ti, papá, porque gracias a ti descubrí este encantador texto que dibuja los motivos por los que te admiro: tu serenidad, tu entusiasmo y, sobre todo, tu sabiduría ante los pequeños y grandes dilemas de la vida.

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