El león y el lago




En una ocasión, un león se aproximó hasta un lago de aguas despejadas para calmar su sed y, al acercarse a las mismas, vio su rostro reflejado en ellas y pensó:

-¡Vaya! Este lago debe de pertenecer a este león. Tengo que tener mucho cuidado con él.

Atemorizado, se alejó de las aguas, pero tenía tanta sed que regresó al cabo de un rato. Allí estaba otra vez el león. ¿Qué hacer? La sed lo asfixiaba y no había otro lago cercano.

Retrocedió.

Unos minutos después volvió a intentarlo y, al ver al león, abrió sus fauces de forma amenazadora, pero al comprobar que el otro león hacía lo mismo, sintió terror. Salió corriendo, pero ¡era tanta la sed! Lo intentó varias veces de nuevo, pero siempre huía espantado.

Pero como la sed era cada vez más intensa, tomó finalmente la decisión de beber agua del lago sucediera lo que sucediera. Así lo hizo. Y al meter la cabeza en las aguas ¡el león había desaparecido!


Cuento extraído del libro "Los mejores cuentos espirituales de Oriente", de Ramiro Calle.

 
                                                                  Foto de Petr Ganaj en Pexels
¡Hay tanto que decir de los miedos! Me ha gustado este cuento porque ilustra la principal característica de nuestros miedos: SON IMAGINARIOS. Y eso significa que están solo en nuestra cabeza. Y, recordad, no debemos creer todo lo que está en nuestra cabeza. La mente fabrica esos miedos para protegernos de la muerte, puesto que vive anclada en la época de las cavernas. ¿No es hora ya de liberarnos de esa tiranía?

El miedo es lo opuesto al amor y, según dicen los neurocientíficos, el amor alarga nuestra vida. Y por supuesto, no me refiero al amor pasional simplemente, sino a los 3 tipos de amor que Platón nos exponía en su libro “El Banquete”:

·         Eros- Es el amor romántico, pasional, instintivo.

·         Philia- Es el amor por los amigos y la familia, el amor que comparte valores, que produce encuentros.

·         Ágape- Es el amor incondicional, altruista y que se expande a toda la humanidad.  Es el amor al que deberíamos tender todos.

¿No es un bonito objetivo de vida ir hacia el amor Ágape? Para eso… nos tenemos que liberar del miedo.

Diréis “Vale, eso es estupendo pero ¿cómo me quito esos miedos?” Quiero aclarar que lo que digo a continuación no es aplicable a las fobias. Las fobias son otro cantar y deben ser tratadas por un especialista. El monstruo del que hablo a continuación es un miedo común como como el miedo a hacer el ridículo, a no saber hacer, a no estar a la altura, a que los demás piensen que soy un inútil, y el miedo a las cosas nuevas.

¿Cómo me quito ese miedo?

En primer lugar, reconociéndolo. Reconoce al monstruo cuando aparezca. Asusta ¿verdad? Es terrible. Es horroroso. Y grande. Y real (para nosotros es real, claro). Ahhhh.
 
 

 En segundo lugar, ¡no huyas del monstruo, ni lo tapes con una manta, no te escondas! Obsérvalo con atención y respeto. Investiga a ese monstruo:

-En tu cuerpo: ¿en qué parte de tu cuerpo se manifiesta? ¿Quizás en forma de nudo en el estómago? ¿Quizás en la garganta, como si se cerrara? ¿o en el pecho? ¿sientes que el corazón te va a explotar?

-En tu mente: ¿qué mensajes te envía? ¿Quizás "No lo intentes. Es inútil"? o ¿"Vas a quedarte en blanco y todos se reirán de ti o les darás lástima"? o ¿"A ti no se te dan bien estas cosas"? ¿"Ella es mejor que tú"?

-En tu entorno: ¿en qué situaciones surge? ¿Cuando tienes que hacer una presentación frente a varios compañeros de trabajo? O ¿Cuando en una fiesta no conoces a nadie? O ¿Cuando tienes que dar tu opinión en una reunión? ¿o ante un nuevo proyecto?

En tercer lugar, respira hondo varias veces para mitigar el efecto del miedo en tu cuerpo, para desinflar ese monstruo. No lo elimina, es verdad, pero al menos lo suaviza. Esto consigue apartarlo a un rincón de la habitación.

 Finalmente, una vez investigado el monstruo y ya lejos de él, escribe las conclusiones y, si sabes que vas a enfrentarte en un futuro cercano a una situación que puede hacer aparecer de nuevo al monstruo, visualízate una y otra vez como un yo ideal, es decir, manejando la situación estupendamente, con tranquilidad y aplomo. Recuerda que, para el cerebro, es lo mismo imaginar que hacer, es decir, cuando visualizas se activan las mismas partes del cerebro que cuando llevas a cabo una acción.  

Y siempre, practica, practica y practica lo que te da miedo: bebe el agua del lago.

Recuerda: Todo lo que siempre has querido está al otro lado del miedo.

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