Nuestros pequeños hermanos


"El que no vive para servir, no sirve para vivir" dijo la madre Teresa de Calcuta.








Hoy os traigo una buena noticia: Los ángeles existen. Sí. Y hay tantos... No los vemos porque no llaman la atención, no salen en el periódico. Pero yo, Clementina, ¡los he visto y he hablado con ellos! Os cuento...
El viernes, gracias a mi amiga del alma, Elena, disfruté de una cena benéfica que organizaba una gran familia llamada Nuestros Pequeños Hermanos (NPH). Pero ¿qué es NPH?

Historia de Nuestros Pequeños Hermanos

En 1954, un niño fue arrestado por robar la caja de limosnas de una parroquia en Cuernavaca, Morelos, México. Un joven sacerdote, de los Estados Unidos, Padre William Wasson, no estuvo dispuesto a presentar cargos contra el joven. En lugar de hacerlo pidió la custodia del muchacho. Una semana después, el juez le mandó ocho muchachos desamparados más. Al final del año, ya había 32 niños, y así nació "Nuestros Pequeños Hermanos™".

Más de 18.400 niños se han criado en la familia de NPH, la cual, ahora tiene casas operando en nueve países: México, Honduras, Haití, Nicaragua, Guatemala, El Salvador, República Dominicana, Perú y Bolivia. Actualmente más de 3.300 niños y niñas son cuidados en un ambiente de amor y seguridad.

Y…

Tengo la suerte de decir que mi amiga Elena trabaja en la sede que NPH tiene en Barcelona.

La cena

En la cena del viernes se respiraba bondad y cariño. Es lo que tiene estar rodeada de ángeles. Todos esos ángeles se encargan de cuidar  a los miles de niños que viven en hogares, en tantos países que rozan la pobreza más absoluta.

Óscar y Aurora

Érase una vez un niño llamado Óscar, que con 8 años vivía en la calle, en Nicaragua. Sin padres ni familia cercana, tenía que ganarse la vida cortando leña y vendiéndola, recogiendo chatarra y vendiéndola. Junto con otros niños, bebía y fumaba y se drogaba, dormía donde podía, y pensaba "qué sentido tiene mi vida, si nadie me quiere. Para qué he venido a este mundo". Cumplidos los 12 años, un policía se le acercó y le dijo "¿quieres ir a una casa donde te van a cuidar y donde vivirás con muchos otros niños?" Él, escéptico, pensó "Ja, eso no existe. Seguro que me está tomando el pelo este señor". Pero aceptó ¿Qué otra opción tenía? Cuando llegó al hogar de NPH, se abrió ante él un mundo increíble: niños jugando felices en un patio, comidas diarias, un mullido colchón para él solo. En ese sitio, por fin, pudo cumplir su sueño: aprender a leer y escribir. Desde entonces, no ha hecho más que crecer, feliz, rodeado de niños y de ángeles. Ahora es un chico maravilloso de 22 años que está estudiando una carrera y escribiendo su propia novela. "¿Qué habría sido de mí si NPH no existiera?" nos decía. Sí, tuve el honor de conocer a Oscar en esa cena. Y es un chico de mirada limpia y lleno de ilusión.
Oscar a la derecha

 Érase una vez una niña llamada Aurora que vivía en la ciudad de México, con sus padres y sus dos hermanos en la más absoluta miseria. Era la menor de sus hermanos, y  sus padres, de tan pobres, no se podían permitir pagarle el colegio. Su madre dejaba de comer durante días, para que ellos pudieran tener un plato en su mesa. Así, un nefasto día, cuando Aurora tenía 8 años, su madre enfermó y murió.

En la siguiente imagen aparece su madre con Aurora de bebé:



 El padre, desesperado, se mudó junto a sus hijos con unos tíos y allí les dejó con la promesa de que volvería a buscarles. Pero nunca volvió ni se supo de él. Aquellos tíos no podían hacerse cargo de los tres niños, era imposible. La única solución era mandar a cada uno de los hermanos con familiares distintos repartidos por todo el país. Afortunadamente, aquellos tíos descubrieron que existía un hogar para los niños y les planteó a Aurora y sus hermanos la posibilidad de ir allí. Ellos tenían muy claro que no querían separarse y no lo hicieron gracias a NPH, que les acogió con los brazos abiertos. Aurora es hoy una bella jovencita, con una gran sonrisa y el corazón lleno de agradecimiento, que ha acabado su carrera y vive y trabaja en Monterrey, México, cerca de sus hermanos.

Aurora es la mujer a la derecha
 

Tras escuchar ambas historias, y con los ojos arrasados por las lágrimas, decidí que algún día, visitaría un hogar de NPH y sería voluntaria durante ¿unos días? ¿unos meses?

 

Hay tanta gente buena en este mundo, que no vemos, que no llama la atención, que cuando de repente aparece ante mí, se me trastoca el alma, me hace estremecer y pensar: “Cuánto, cuánto me queda por aprender todavía”. Hoy mando un deseo a esos ángeles que andan por el mundo de puntillas, silenciosos: "¡¡Escuchad!! Deseo aprender de vosotros. Deseo ser aprendiz de ángel."
💗💗💗

Por si quereis saber más, os pego aquí la historia completa de Oscar:

Historia de Oscar Candrai

De la calle a soñar en grande

 

 
Después de ingresar a NPH con 12 años sin saber leer ni escribir, Oscar comparte su experiencia y explica sus sueños para su futuro.

 Óscar un es un joven dinámico de 22 años de edad que vive acogido en el hogar de NPH Nicaragua. Le encanta pasar el tiempo con los más pequeños de la familia de NPH Nicaragua y está emocionado con seguir estudiando después de terminar su año de servicio en el hogar. Oscar está muy contento con su vida actual, pero sus días no siempre fueron buenos.

 Oscar nos cuenta su historia:
 
Sus inicios:


"Antes de venir a NPH, tuve una vida bastante difícil", dijo. Al separarse sus padres, se fue a vivir con sus tíos que le hacían trabajar mientras enviaban a sus propios hijos a la escuela. Vendía leña, cortaba hierba con machetes y ayudaba a limpiar los jardines. "Lo más difícil fue que tenía que trabajar y no podía estudiar, y los amigos desde pequeño ya se estaban involucrando con drogas, alcohol y otros vicios en las calles", dijo.

 Durante algún tiempo, Óscar decidió que vivir en las calles era mejor que su situación anterior. "En las calles pude defenderme". Pero la influencia de las drogas, el alcohol y el tabaquismo también alcanzó a Óscar. "Casi me pierdo", dijo.

 Luego, en 2007, Óscar tuvo un golpe de suerte. Él vendía chicharrones para un oficial de policía que descubrió la ética de trabajo de Óscar. Ese mismo oficial le preguntó si le gustaría ir a la escuela, tener comida, ropa y otros niños con los que jugar. Para Óscar, la respuesta fue simple. "Por supuesto que me gustaría eso", dijo, "pero le dije que no era posible porque tenía que trabajar". En 2008, Óscar estaba ocupado vendiendo leña cuando escuchó que la policía lo estaba buscando. El Departamento de Servicios Familiares de Nicaragua había ido a buscarlo para llevarlo a NPH.

 "Entré en NPH cuando tenía doce años, y fue un cambio radical", dijo Óscar. "No tuve que trabajar todo el día, recibí ropa, y tuve mucha más interacción con niños de mi edad".



 Pero para Óscar, la escuela no fue tan fácil. "No sabía leer ni escribir, y otros chicos de mi edad ya estaban en sexto grado", dijo. Cuando llegó, tuvo que hacer pruebas de matemáticas y español. Cuando el director de la escuela encontró a Óscar con la cabeza baja y las páginas de la prueba en blanco, le preguntó qué estaba pasando. "Le dije: 'Ven aquí, quiero contarte un secreto”. Y entonces confesé que no sabía leer ni escribir. Me miró y me dijo: "No te preocupes por eso. No te avergüences. Estás aquí para aprender".

 La escuela colocó a Óscar en una clase en la que se imparten dos grados en un solo año escolar. En su primer mes, aprendió a leer, escribir y hacer matemáticas básicas. Llevaba siempre su cuaderno con él a todas partes. En sólo tres años, completó la escuela primaria, que en general dura seis años.


Óscar fue el mejor estudiante en la escuela primaria y en los primeros tres años de secundaria. A los 18 años se trasladó a Managua, capital de Nicaragua, para terminar su educación secundaria. Al graduarse en diciembre de 2016, también recibió certificaciones técnicas en computación y banca.

 "En los 10 años que llevo en NPH he logrado muchas cosas", dijo Óscar. "Ahora, cuando visito a mi familia, están muy sorprendidos y no creen que haya terminado la secundaria y me haya graduado".

 Año 2016:

 Óscar está brindando su segundo año de servicio al hogar de Nicaragua. Él ha pasado los dos años trabajando en la granja, pero ahora tiene responsabilidades adicionales. Administra números de producción y coordina toda el área con otro trabajador.

 
"A veces es difícil, porque me levanto temprano y trabajo hasta tarde sin mucho descanso, así que a veces me gustaría tener un trabajo diferente", dijo Óscar. "Pero luego voy a visitar a los niños después del trabajo, y hablamos y hacemos actividades. Cambian mi estado de ánimo, mi mentalidad, me dan energía. Me siento mejor volver al trabajo al día siguiente".

 Visitar a los niños es la actividad diaria favorita de Óscar. En cuanto a su evento favorito del año, seleccionó el día de graduación; le gusta ver el orgullo en los rostros de los graduados mientras reflexionan sobre sus logros.


"Si NPH no hubiera llegado a mi vida, si no hubiera tenido esta oportunidad, tal vez aún no sería capaz de leer y escribir", dijo Óscar. "Tal vez ya tendría una familia. Siempre he sido un luchador, así que no creo que las cosas hubieran resultado tan malas, pero seguro que no serían tan buenas ".
 
Ahora, Óscar espera continuar con su educación en España con una beca. Le gustaría estudiar instalación y el mantenimiento del sistema fotovoltaico. Le gustaría volver a NPH para trabajar y utilizar su experiencia con los nuevos paneles solares. El primer sistema de paneles solares fue instalado en Casa Padre Wasson (NPH Nicaragua), en agosto de este año, con la idea de instalar más en las otras propiedades de NPH Nicaragua en el futuro. Si no puede ir a España, continuará estudiando y apoyando el hogar en Nicaragua.
 

Óscar también espera apoyar a NPH a través de la literatura, escribiendo un libro sobre sus experiencias y la vida de otros. "NPH es una historia compuesta por muchos", dijo, "y quiero ayudar a compartirla".
 

No importa dónde le lleve el camino en el futuro, está seguro de una cosa: siempre será parte de la familia NPH. "No creo que pueda vivir sin alguna conexión con NPH", dijo. "Está en mi sangre, mis huesos y mi corazón."

 



 

Comentarios

  1. Con este post que has escrito ya te has convertido en angelito!! Y cuando cumplas tu sueño de ir allí a ayudar a la gente te convertiras en Santa Clementina!!
    Muchas gracias por compartir con nosotros estas experiencias tan bonitas, que te hacen pensar en lo afortunados que somos porque no nos falta de nada, excepto más generosidad y humanidad. Ojalá que la sociedad cambie algún día y se de cuenta de lo que es verdaderamente importante y nos todos seamos pequeños hermanos

    ResponderEliminar
  2. Eres un encanto Sonrisarisueña. No creo que sea la sociedad la que debe cambiar porque "la sociedad" no es nada. Si cada uno de nosotros nos proponemos ser mas auténticos, mas bondadosos, mas santos, esa "sociedad" cambiará también. Así que pongámonos manos a la obra! Un beso de Clementina.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario