Nos movemos con prisas queriendo ir a otro lugar, a otro momento, queriendo que pase la semana y que llegue el viernes, que pasen los días y que lleguen las vacaciones y la vida se nos va escurriendo entre las manos... Deseamos dejar de estar "aquí," para estar "allí" porque nos parece que "allí" nos sentiremos mejor.
Voy a parar y observar, parar y maravillarme ante lo que veo y siento, parar y estar a gusto aquí y hoy.
Cuenta una historia que el sabio Confucio animó a uno de sus discípulos a caminar por un bosque. Mientras el maestro paseaba distraídamente, silbando y observando los árboles y los pájaros con los que iba cruzándose por el camino, su acompañante parecía nervioso e inquieto. No tenía ni idea de adónde se dirigían.
Voy a parar y observar, parar y maravillarme ante lo que veo y siento, parar y estar a gusto aquí y hoy.
Cuenta una historia que el sabio Confucio animó a uno de sus discípulos a caminar por un bosque. Mientras el maestro paseaba distraídamente, silbando y observando los árboles y los pájaros con los que iba cruzándose por el camino, su acompañante parecía nervioso e inquieto. No tenía ni idea de adónde se dirigían.
Harto de esperar, finalmente el discípulo rompió su silencio
y le preguntó: “¿Adónde vamos?”.
Y Confucio, con una amable sonrisa en su rostro, le
contestó: “Ya estamos”.
El sábado volví a ver una película que hace tantos años me enamoró y, de nuevo, esta vez con más fuerza, lo hizo: A propósito de Henry. Es la historia de un hombre, abogado de prestigio, que vive deprisa, invadido por su ego, mirando por encima del hombro a todos, incluso a su hija de 11 años. Egoísta, envuelto en sí mismo... ¡De repente! le disparan una bala en el cerebro y tiene que volver a empezar. No sabe hablar, ni caminar, ni leer. No reconoce a su mujer ni a su hija. Se ha olvidado hasta de quién era. Se ha olvidado del personaje que interpretaba antes de la bala. Y gracias a esto, vuelve a asombrarse ante todo y a celebrar con una sonrisa cada paso que da. Se maravilla al ver la mesa del comedor de su casa, al portero, las calles de su ciudad, su familia, se maravilla de todo, hasta de la flor que luce en la solapa su secretaria. Y también descubre el feo envoltorio que era su vida antes, envoltorio que esa bala se llevó.
Lo que esta película proclama es una actitud ante la vida llamada "mente de principiante" que se define así:
Experimentar cada momento como si fuera la primera vez;
actitud de apertura, entusiasmo y falta de ideas preconcebidas.
La película habla de cómo la mente de principiante puede
sanar una vida. Puede acabar con la rutina, aburrimiento, el egoísmo, la vanidad y la superficialidad.
Y ahora, como no somos Harrison Ford y como, gracias a Dios, nadie nos ha disparado una bala en el cerebro, apliquemos la mente de principiante a nuestra vida de manera más sencilla:
¿Y si al despertar, en lugar de decirnos "¡¡Qué horror, es lunes!!" dijéramos
"¡¡Qué maravilla, un nuevo día lleno de posibilidades!!"?
¿Y si, al ir por la calle, en lugar de estar pensando todo lo que tenemos que hacer después,
nos paráramos a mirar lo bonita que es la calle por la que vamos, lo bien que nos encontramos, lo bien que se respira?
¿Y si, al preguntarnos un amigo"¿Qué tal?" en lugar de contestar "Uf, deseando que llegue el viernes" dijéramos
"Genial, feliz"?
¿Y si, en el trabajo, en lugar de pensar "qué harta estoy, a ver cuándo me puedo jubilar", pensara
"A ver qué puedo aprender hoy"?
¿Y si, en casa, en lugar de tratar a mis hijos como zapatillas
los observara como los seres milagrosos que son y celebrara cada una de sus sonrisas?
¿Y si festejáramos cada día como si fuera el primero?
¿Y si nos volviéramos a enamorar de nuestra vida?
¿Adonde vas? ¿Estás siempre queriendo estar en otro sitio o en otro tiempo? ¡Para! Aparca tu coche o tu bici, observa lo que te rodea porque...
Ya has llegado
El link que a continuación incluyo transmite esta misma idea en 3 minutos. No lo dejeis de ver:
https://www.youtube.com/watch?v=lxTzvnhm13g
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