La casa de los 1.000 perritos


 
 
 
Se dice que hace tiempo, en un pequeño y lejano pueblo, había una casa abandonada. Cierto día, un perrito buscando refugio del sol, logró meterse por un agujero de una de las puertas de dicha casa.

El perrito subió lentamente las viejas escaleras de madera y se topó con una puerta semiabierta. Lentamente se adentró en el cuarto. Para su sorpresa, se dio cuenta que dentro de ese cuarto había 1.000 perritos más observándolo, tan fijamente, como él les observaba a ellos. El perrito comenzó a mover la cola y a levantar sus orejas poco a poco. Los 1.000 perritos hicieron lo mismo. Posteriormente sonrió y le ladró alegremente a uno de ellos. El perrito se quedó sorprendido al ver que los 1.000 perritos también le sonreían y ladraban alegremente con él.

Cuando el perrito salió del cuarto se quedó pensando para sí mismo:
– ¡Qué lugar tan agradable!
– Voy a venir más seguido a visitarlo.

Tiempo después, otro perrito callejero entró en el mismo edificio y llegó a la misma habitación. A diferencia del primero, este perrito al ver a los otros 1.000 perritos, se sintió amenazado, ya que lo estaban mirando de una manera agresiva. Posteriormente empezó a gruñir; obviamente los otros 1.000 perritos gruñeron igual que él. Comenzó a ladrarles ferozmente y los 1.000 perritos le ladraron ferozmente.

Cuando este perrito salió del cuarto pensó:
– ¡Que lugar tan horrible es éste!
– ¡Qué perros más desagradables y agresivos!
– Nunca más volveré a entrar allí.

En la pared de dicha casa, se podría ver un viejo letrero que decía:


La casa de los 1.000 espejos

Cuento anónimo

Este cuento me recuerda a una frase que, en mi hosca adolescencia, me decía muchas veces mi madre sabia: Sonríe a la vida y la vida te sonreirá.

La pregunta de hoy es: Cuando miras a tu alrededor ¿Qué ves?

¿Ves personas enfadadas, con mala intención, en las que no se puede confiar? ¿ves personas superficiales, sin sustancia? ¿ves personas groseras? ¿ves enemigos?

 ¿O ves personas alegres, de buen corazón, y dignas de ser admiradas y en las que confiar? ¿ves personas interesantes? ¿ves personas agradables y educadas? ¿ves amigos?

Sin duda, lo que ves es lo que tienes en tu alma, así que ¡cuidado con echar culpas a otros, con quejarse! Revisémonos primero a nosotros mismos, ya que lo que hay dentro lo proyectamos fuera. Y nuestros ojos ven a través de las gafas de nuestra alma. No tengo ninguna duda de ello.

En lugar de intentar cambiar a los demás, empieza por ti mismo. Lo dijo el maravilloso Mahatma Gandhi:

"Tú debes ser el cambio que quieres ver en el mundo"


 

Comentarios

  1. Querida Clementina, qué gran reflexión!!!
    No puedo estar más de acuerdo.
    ¿ Por qué lo fácil es ver a las personas con negatividad, buscando el defecto ajeno?
    Es horrible y ojalá que con tus post nos sigas ayudando a mirar siempre con una sonrisa y agradecidos de tener tanta suerte por estar rodeado de personas maravillosas

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  2. Estoy muy de acuerdo con la conclusión y qué¡¡ bonito cuento para ilustrarlo!! Es más fácil ver los defectos que las virtudes y hay que aprender a ver la parte buena de las personas.

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