Los dos lobos



¿Es el ser humano bueno por naturaleza o malo?

Si viniera un extraterrestre a pasearse por nuestro planeta y observara a los seres humanos ¿qué pensaría? Quizás, al ver a algunos matando a otros, diría "Claramente, el ser humano es malo". No obstante, también vería personas que, con una sonrisa, cuidan moribundos y niños desnutridos y entonces, ya no lo tendría tan claro. O quizás su conclusión fuera: los seres humanos son de dos tipos: hay unos buenos y otros malos. Conclusión muy simple, superficial. A ese extraterrestre, para aclarar su ideas, yo le contaría el siguiente cuento:

Una noche un anciano indio Cherokee le contó a su nieto la historia de una batalla que tiene lugar en el interior de cada persona. Le dijo: “Dentro de cada uno de nosotros hay una dura batalla entre dos lobos. Uno de ellos es un lobo malvado, violento, lleno de ira y agresividad. El otro es todo bondad, amor, alegría y compasión”. El nieto se quedó unos minutos pensando sobre lo que le había contado su abuelo y finalmente le preguntó: ”Dime abuelo, ¿cúal de los dos lobos ganará?”.Y el anciano indio respondió: “Aquél al que tú alimentes”.



Este cuento nos dice que en cada ser humano hay dos semillas: la del bien y la del mal. Nacemos con una capacidad innata para la empatía y la compasión, para la cooperación, para hacer el bien a los demás. Pero también nacemos con el egoísmo, egocentrismo, la competición y comparación. Está claro, tenemos luz y tenemos sombra. Y hay una lucha entre ellas a lo largo de nuestra vida. A veces regamos una, a veces otra...

Pero ¿y si aquello que llamamos "mal" fuera solo una etiqueta? Quizás ambas semillas sean importantes para nuestra vida. Quizás el problema está en ver al lobo malvado como enemigo. Y el lobo malvado es importante también, ya que evita que nos olvidemos de nosotros mismos. ¿Y si cambiamos su etiqueta y le llamamos Lobo MI? Es el lobo que hace que me mire de vez en cuando el ombligo y me cuide a mí mismo. El otro Lobo es el NOS, igual de importante, y hace que me vea a mí mismo como parte de algo más grande que yo mismo. Me pregunto: la clave para llenarse de sabiduría ¿es dar la espalda al lobo malvado, dejarlo morir? ¿No será mejor integrarlo, tratarlo con cariño, cambiarle la etiqueta? ¿Y si intentamos que el lobo MI mire a los ojos del lobo NOS con el fin de que caminen juntos? Esto no significa dejarse llevar por la ira, ni por el egoísmo, dejar que nos envenenen los demás y nosotros mismos. Significa transformar todo ese veneno del lobo MI en energía e ímpetu, en ganas de seguir avanzando de la mano de la bondad, el cariño y la alegría. Pero para ello debo conocer a ambos lobos y domesticarlos.

Por eso, es importante que seamos conscientes de que existen y que cada uno de ellos nos manda mensajes diferentes. Saber detectar esos mensajes cuando llegan a nuestra mente, es el primer paso. Si no los detectamos siquiera y seguimos viviendo en piloto automático, nos arrastrarán con ellos, nos llevarán hacia no se sabe dónde. Conocer a nuestros lobos es conocernos a nosotros mismos, como punto de partida para crecer.

Querido extraterrestre: ¿Somos buenos por naturaleza o malos? ¿Quién sabe? y ¿Qué importa? Lo importante es que tenemos la posibilidad en esta vida de mejorar, de pasar de la ignorancia a la sabiduría, de convertirnos en lo que nosotros elijamos.



 

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