Esta
semana es para Clementina la semana de la auto compasión. ¿Por qué?
Sencillamente porque me lo han puesto de deberes en el CCT (Entrenamiento en el
Cultivo de la Compasión), curso maravilloso de 8 semanas que recomiendo a todo
el mundo. Esta es una semana de darme cuenta de cómo me trato a mí misma, las cosas
que me digo, lo que me critico, lo que no acepto de mí y, sabiendo todo eso,
parar y cuidarme.
Tal y como dice Kristin Neff (psicóloga
estadounidense) la auto-compasión está formada por:
· La
Atención
plena a nuestro propio sufrimiento: Esto significa que lo primero es darme
cuenta de que tengo algún dolor (psicológico). Si lo niego, no podré curarme. Si sigo con mi día a día tapando lo que
siento, no podré curarme. Ese dolor no tiene por qué estar ocasionado por algún
suceso externo. Es posible que se deba a las cosas que me digo: “no soy
suficiente” “no sirvo para nada” “nadie me quiere” por ejemplo. Si no
detectamos esos pensamientos cuando llegan y además, no sabemos que nos están
haciendo sufrir, nos torturamos día tras día, año tras año, sin darnos cuenta.
· La
Amabilidad
hacia uno mismo: Una vez detectado el dolor, lo último que debo hacer es
criticarme destructivamente con frases anti motivación y anti compasión como “Eres
una blanda” “Hay que ver qué poco aguante tienes” “Con la de sufrimiento que
hay en el mundo y tú con estas tonterías” "Niñata". Y todas esas frases. Una vez
detectado el dolor, es importante aceptarme, cuidarme, tranquilizarme como si de un niño
pequeño se tratara. Y si siguen viniendo a nuestra mente las “frases anti todo”,
es clave no creérselas. Dejémoslas pasar como si de nubes se tratara, sin creer
al monstruo que vive en nuestro interior. Esto no significa que nos pongamos
una venda ante lo que hacemos, que no reflexionemos. La autocrítica constructiva
es sana y necesaria. Lo que no es sano es maltratarse con críticas
devastadoras. Ese tipo de crítica mata la motivación, te deja hecho un guiñapo.
A ver si nos metemos de una vez en la cabeza que “la letra con sangre no entra”.
· Un Sentido
de humanidad compartida: Esto es, lo que me pasa a mí solo le pasa a 50 millones
de personas más. Todos sufrimos por alguna cosa o por otra. No somos raros por
sufrir. No somos caprichosos o anormales. Por eso, es importante darme cuenta
de que no estoy sola, no estamos solos. Tenemos millones de personas alrededor
que están pasando por lo mismo. Esta parte de la autocompasión va dirigida a no
sentirse solo, ya que sentirse solo agrava el sufrimiento.
Todo
esto parece muy lógico y muy bonito pero ¿por qué no lo hacemos? Pues porque
confundimos la auto compasión con otras cosas no tan buenas. Kristin Neff nos
aclara que autocompasión:
-
NO ES lástima por mí mismo, no es decir, mirándome al ombligo, “¡pobre de mí!”. No es egocentrismo por tanto. Es todo lo contrario: conexión con el resto de la humanidad que también siente dolor.
- NO ES Autoindulgencia. Es decir, no se trata de hacer en todo momento lo que uno quiere “¡Yuju! como me tengo que cuidar a mí misma, ya no voy a la oficina. Y además, me voy a dedicar a comer bombones. Y además, no pienso ordenar la casa…” Es todo lo contrario: es buscar mi verdadero bien, que incluye crecimiento interior, salud, bienestar.
- NO ES buscar excusas a mi comportamiento. No se trata de decir “He cometido un error porque soy imperfecto” y sigo adelante con mi vida como si nada. Autocompasión es hacerme responsable de mis errores, pero no desde la autocrítica sino desde la autoaceptación.
Vivimos
con nosotros mismos toda la vida así que ¿por qué no empezar hoy a tratarnos con
un poco más de cariño y a aceptarnos tal y como somos?
Para
ilustrar un poco lo anterior, he encontrado este cuento en el blog http://cuentosqueyocuento.blogspot.com/
La Celda
El discípulo
quería un sabio consejo.
- "Ve, siéntate en tu celda, y tu celda te enseñará la sabiduría", le
dijo el Maestro.
- "Pero si yo no tengo ninguna celda... si yo no soy monje."
- "Naturalmente que tienes una celda. Mira dentro de ti."
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