La llave de la felicidad

Hoy, 20 de marzo, aunque sea miércoles y no toque publicar, es el Día Mundial de la Felicidad. Clementina no podía dejarlo pasar de largo, así que os transcribo, para celebrarlo, el siguiente cuento hindú.

 

Cuenta la leyenda que antes de que la humanidad existiera, se reunieron varios duendes para hacer una travesura.
Uno de ellos dijo:

-Pronto serán creados los humanos. No es justo que tengan tantas virtudes y tantas posibilidades. Deberíamos hacer algo para que les sea más difícil seguir adelante. Llenémoslos de vicios y de defectos; eso los destruirá.

El más anciano de los duendes dijo:

-Está previsto que tengan defectos y dobleces, pero eso sólo servirá para hacerlos más completos. Creo que debemos privarlos de algo que, aunque sea, les haga vivir cada día un desafío.

-¡¡¡Qué divertido!!! -dijeron todos.

Pero un joven y astuto duende, desde un rincón, comentó:

-Deberíamos quitarles algo que sea importante…¿pero qué?

Después de mucho pensar, el viejo duende exclamó:

-¡Ya sé! Vamos a quitarles la llave de la felicidad.

-¡Maravilloso… fantástico…excelente idea! -gritaron los duendes mientras bailaban alrededor de un caldero.

El viejo duende siguió:

-El problema va a ser dónde esconderla para que no puedan encontrarla.

El primero de ellos volvió a tomar la palabra:

-Vamos a esconderla en la cima del monte más alto del mundo.

A lo que otro miembro repuso:

-No, recuerda que tienen fuerza y son tenaces, escalarían el monte y el desafío terminará.

Otro duende dijo:

-Escondámosla en el fondo del mar.

-Nooo- dijo otro-recuerda que tienen curiosidad, alguien inventará una máquina para bajar y la encontrará.

Un duende muy joven dijo:

-Elijamos algún planeta.

A lo cual los otros dijeron: -No, recuerda su inteligencia, algún día inventarán una nave que pueda viajar a otros planetas y la descubrirán.

Un duende viejo, que había estado escuchando en silencio se puso de pie y dijo:

-Creo saber dónde ponerla, debemos esconderla donde nunca la buscarían

Todos voltearon asombrados y preguntaron.

-¿Dónde?

-El duende respondió:

-La esconderemos DENTRO DE ELLOS MISMOS… muy cerca de su corazón.

La risa y los aplausos se multiplicaron. Todos los duendes reían:

-¡ Ja…Ja… Ja…! Estarán tan ocupados buscándola fuera, desesperados, sin saber que la traen consigo todo el tiempo.

El joven escéptico acotó:

-Los hombres tienen el deseo de ser felices, tarde o temprano alguien será suficientemente sabio para descubrirla y se lo dirá a todos.


-Quizás suceda así -dijo el más anciano de los duendes- pero los hombres también poseen una innata desconfianza de las cosas simples. Si ese hombre llegara a existir y revelara que el secreto está escondido en el interior de cada uno …. nadie le creerá. 
Anonimo

Gracias a estos duendes del cuento, hoy en día, en pleno siglo XXI, mucha gente no sabría describir qué es la felicidad. Me ha gustado la siguiente definición que aparece en un artículo de hoy de El Confidencial titulado "Cómo el país que inventó el Día de la Felicidad consigue seguir siendo el más feliz":

La felicidad es una cualidad de la mente que surge de actitudes positivas que, entre otros aspectos, incluyen la intención de no dañar a terceras personas, el deseo de proporcionar ayuda y apoyo a los que nos rodean y estar felices con la vida de uno mismo.

¿Por qué me ha gustado esta definición? Porque de ella se desprenden los dos tipos de felicidad que podemos experimentar, sobre todo la segunda:


FELICIDAD HEDÓNICA: Es la que obtenemos al realizar actividades que resultan placenteras a nuestros sentidos. Por ejemplo, yo soy feliz al saborear un helado de turrón, al sentir la brisa del mar en mi cara, al ver una película romántica, al escuchar un violín. Es una felicidad que dura instantes, por lo que tenemos que estar atentos para darnos cuenta de que, en esos momentos, estamos siendo felices.


FELICIDAD EUDAIMÓNICA: Es la que obtenemos al realizar actividades que están en consonancia con nuestros valores. Por ejemplo, la satisfacción que siento cuando hago un buen trabajo, o cuando ayudo a alguien que lo necesita. El cuento, como veis, habla de la felicidad eudaimónica. Es una felicidad más duradera que la anterior, una felicidad que tiñe la vida entera.



A veces, la felicidad eudaimónica entra en conflicto con la hedónica: por ejemplo, cuando prefiero quedarme tumbada en el sofá deleitándome con una buena peli (felicidad hedónica) en lugar de llamar a una amiga que sé que está sufriendo, lo que está en línea con una valor importante para mí que es la amistad (felicidad eudaimónica).

Ambos tipos de felicidad son importantes ¿qué duda cabe?  No obstante, creo que esta sociedad nuestra prima la felicidad hedónica, y que, por tanto, nuestros niños están siendo educados en este tipo de felicidad, grave error. Recordemos que la felicidad hedónica es fugaz: una vez consumida, puff, desaparece. Además, si solo perseguimos ésta, nos convertimos en seres egoístas, siempre queriendo más y más, lo que acaba llevándonos a la infelicidad de la que estábamos huyendo. Así que ¿qué os parece si ponemos un poco más de énfasis en buscar la felicidad eudaimónica?

Mi deseo sincero para hoy: que seamos felices y hagamos felices a los demás.



 

Comentarios

  1. Feliz día Clementina, y muchas gracias porque siempre tus palabras nos ayudan a parar, reflexionar y darnos cuenta qué es realmente importante en la vida. Clementina es nuestra Felicidad!

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    1. Qué cosas dices!! La felicidad está dentro de ti!!

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