Como cada mañana, el hombre se despertó y bajó a pasear
por la playa. A diferencia de otros días, la orilla estaba repleta de miles de
estrellas de mar que se extendían a lo largo de toda la costa.
Pensó que ese curioso fenómeno sería consecuencia del mal
tiempo y el viento de los últimos días. Se sintió triste por todas aquellas
pequeñas criaturas. Sabía que las estrellas de mar tan sólo viven 5 minutos
fuera del agua.
El hombre continuó caminando absorto en sus pensamientos.
De repente se encontró con un niño pequeño que corría de un lado a otro de la
arena. Tenía la cara sudorosa y los pantalones remangados.
¿Qué estás haciendo? – Le preguntó el hombre
Estoy devolviendo las estrellas al mar, – contestó el
niño – Junto todas las que puedo y las lanzo más allá de la rompiente para que
no vuelvan de nuevo a la arena.
Ya veo – contestó
el hombre – pero tu esfuerzo no tiene sentido. Vengo caminando desde muy lejos
y hay miles de estrellas ancladas en la arena. Quizá millones. Podrás salvar a
unas pocas pero la inmensa mayoría morirá y todo tu esfuerzo no habrá servido para
nada. No tiene sentido lo que haces.
El niño sorprendido le mostró una pequeña estrella que
escondía en la palma de su mano y antes de lanzarla al océano le dijo al
hombre: “Para ésta sí que tiene sentido”
Cuento sufí obtenido del blog Psicocode.com
Este verano mi hija se empeñó en ir recogiendo todos los plásticos y colillas que veía tirados en la playa. Lo primero que pensé cuando la vi haciendo esto fue: "No sirve de nada. Con la cantidad de porquería que hay, una sola persona no puede solucionar nada." Cuando estaba a punto de decírselo, me di cuenta de que ese pensamiento tan limitante era la excusa perfecta de muchos adultos para nunca hacer nada por mejorar lo que nos rodea y que, por tanto, no debía cortar su ilusión con mis palabras. Ella todavía no está contaminada, mantiene su esperanza. En cambio nosotros, muchas veces nos movemos bajo este enunciado: "Para qué? si no sirve de nada". Sí, este pensamiento nos maneja en muchos ámbitos de nuestra vida:
"Para qué votar, si no sirve de nada. Todos los políticos son iguales".
"Para qué ser voluntario en una ONG. Con la cantidad de sufrimiento que hay en el mundo, no voy a arreglar nada".
"Para qué reciclar si lo que yo haga no es suficiente para cambiar el rumbo de este mundo que se nos muere".
"¿Qué puedo hacer yo, si soy una insignificante persona entre los millones y millones de personas que viven en el planeta, solo un grano de arena en la playa?"
Cuando nos decimos esto perdemos toda la ilusión, toda la energía, nos quedamos paralizados y para colmo de males, lo que nos sale es criticar a otros: "la gente es..." "los políticos son"... La responsabilidad siempre es de los otros. Sí, será de otros pero ¿Qué haces tú para mejorar lo que te rodea?
Y ¡claro que solo soy uno y solo puedo hacer pequeñas cosas! Sin embargo...
Esa pequeña cosa que yo haga puede cambiar la vida de una persona, de una estrella de mar, o hacer del mundo un lugar un poco más bonito. Así que os propongo ir cambiando este traje de adulto desengañado y criticón por otro más infantil pero lleno de esperanza. Coged las estrellas de la playa con vuestras manos y, una a una, lanzadlas al mar. Así, con vuestra fuerza, conseguiréis salvar a la mayoría de esas estrellas de mar y ya de paso, a vosotros mismos.
Foto de Mark Walz
Este verano mi hija se empeñó en ir recogiendo todos los plásticos y colillas que veía tirados en la playa. Lo primero que pensé cuando la vi haciendo esto fue: "No sirve de nada. Con la cantidad de porquería que hay, una sola persona no puede solucionar nada." Cuando estaba a punto de decírselo, me di cuenta de que ese pensamiento tan limitante era la excusa perfecta de muchos adultos para nunca hacer nada por mejorar lo que nos rodea y que, por tanto, no debía cortar su ilusión con mis palabras. Ella todavía no está contaminada, mantiene su esperanza. En cambio nosotros, muchas veces nos movemos bajo este enunciado: "Para qué? si no sirve de nada". Sí, este pensamiento nos maneja en muchos ámbitos de nuestra vida:
"Para qué votar, si no sirve de nada. Todos los políticos son iguales".
"Para qué ser voluntario en una ONG. Con la cantidad de sufrimiento que hay en el mundo, no voy a arreglar nada".
"Para qué reciclar si lo que yo haga no es suficiente para cambiar el rumbo de este mundo que se nos muere".
"¿Qué puedo hacer yo, si soy una insignificante persona entre los millones y millones de personas que viven en el planeta, solo un grano de arena en la playa?"
Cuando nos decimos esto perdemos toda la ilusión, toda la energía, nos quedamos paralizados y para colmo de males, lo que nos sale es criticar a otros: "la gente es..." "los políticos son"... La responsabilidad siempre es de los otros. Sí, será de otros pero ¿Qué haces tú para mejorar lo que te rodea?
Y ¡claro que solo soy uno y solo puedo hacer pequeñas cosas! Sin embargo...
Esa pequeña cosa que yo haga puede cambiar la vida de una persona, de una estrella de mar, o hacer del mundo un lugar un poco más bonito. Así que os propongo ir cambiando este traje de adulto desengañado y criticón por otro más infantil pero lleno de esperanza. Coged las estrellas de la playa con vuestras manos y, una a una, lanzadlas al mar. Así, con vuestra fuerza, conseguiréis salvar a la mayoría de esas estrellas de mar y ya de paso, a vosotros mismos.
Tienes razón Clementina. Nos mueve la resignación en lugar de la ilusión, y donde la esperanza y las ganas por cambiar las cosas es sinonimo de inocencia, de inmadurez, invadiendote el miedo de que seas objeto de las criticas y te pongan el cartel de pardillo o de loco.
ResponderEliminarPor la educación recibida, la competitividad en la que estamos instalados tenemos una sociedad donde lo lógico es criticar, demostrar tu fortaleza y chulear del trabajo tan bueno que tienes y de todo el dinero que ganas.
Qué triste, verdad?
Me ha recordado tu post a la pelicula Cadena de Favores. Ojalá que tu hija continúe con esa inocencia y esperanza de cambiar el mundo a uno mucho mejor. Necesitamos personas así que nos ayuden a continuar con la cadena