Nunca, nunca, nunca podremos cambiar las circunstancias, nunca. Pero siempre, siempre, siempre, sin ninguna duda siempre, podemos elegir nuestra actitud. Esa es la ultima libertad que tenemos como personas, ese espacio nos pertenece, nadie nos lo puede quitar, es nuestra gran responsabilidad. Es verdad que las circunstancias influyen, que el entorno condiciona y a veces mucho, pero sigue existiendo ese espacio en el que nosotros elegimos nuestra actitud. Tú eliges, solo tú. Tú eres el responsable. En cada instante elegimos nuestra actitud, elegimos ser amables o antipáticos, elegimos sonreír o no, elegimos ser positivos o negativos. En cada instante. Por eso cada instante nos acerca un poquito más a la grandeza como personas o nos acerca un poquito más a la mediocridad. Y el gran objetivo que tenemos todos en la vida es luchar cada día, en cada instante, para ser la mejor persona que podemos llegar a ser. Como padres, como profesionales, como amigos, ... Ser lo mejor que podemos llegar a ser. Y eso se consigue sabiendo elegir en cada instante la mejor actitud posible con las cartas que nos han tocado.
Victor Kuppers
Victor Kuppers
¡Horror! Se avecina nuevo semiconfinamiento. Otra vez atados de manos y lejos de las personas queridas. Otra vez metidos en una caja, rodeados de paredes y las pantallas como única salvación. Entonces algunos se volverán a sentir encarcelados, y reaparecerán las penas y angustias y el rechinar de dientes. Lo cual es absurdo ya que, en mi opinión...
...Muchos ya vivían en una cárcel antes y vivirán en una cárcel después, aunque puedan salir a la calle sin mascarilla y viajar por el mundo. Muchos no necesitan que desde fuera los encadenen pues tienen en su armario una variedad de sogas para atarse ellos solos. Tienen la soga del miedo al futuro.. la soga de la indiferencia... la soga de la queja y el victimismo... la soga de la imagen que necesitan dar a los demás... la soga de la necesidad de perfección... la soga de una adicción. Supongo que hay muchas más de todos los colores. Podríamos llenar varios armarios con las sogas que nos ponemos a nosotros mismos.
Por eso es importante hoy que nos demos cuenta de que, como dice el texto, existe dentro de nosotros un espacio en el que se respira mejor y en el que siempre soy yo el que decide, siempre. Es en ese espacio donde comienza mi libertad. Si no pongo mi atención en él, siempre seré un esclavo de los demás y de las circunstancias. Ese espacio tiene dos cofres en su interior. Uno de los cofres es negro y cuando lo abres salen las sanguijuelas, la desazón, los insultos, el pesimismo y todas esas palabrejas que nos llevan al fondo del océano. El otro es dorado y brillante y cuando lo abres sale el entusiasmo, la luz interior, los tulipanes, la magia, la gratitud y todas esas maravillas que nos llevan a las estrellas. Y lo más interesante de todo es que solo tú (y no tu marido o tu madre o los políticos o tu jefe), solo tú decides cuál de los dos cofres abrir cada día. Por eso, de ti depende hoy acercarte a la grandeza o a la mediocridad. De ti, solo de ti depende vivir esta situación sintiéndote libre como halcón o mirando el cielo tras unos barrotes.
Uno de los maestros en el arte de habitar su espacio interno fue Victor Frankl, superviviente de los campos de concentración nazis y autor del libro El hombre en busca de Sentido. Este maestro nos dejó las siguientes palabras:
Dos actitudes vitales: desde el agradecimiento o desde la queja. Cada uno elige...
ResponderEliminar😘😘
Es una pena que hayamos nacido en una sociedad en la que te miran raro si vives con una ☺ y que sólo te escuchan si has estado muy enfermo, si tu trabajo es muy duro y estás estresado, si tienes problemas familiares... Sólo hay que ver las noticias de la tele para confirmar que sólo vende lo negativo. Menos mal que te tenemos cerca Clementina. Gracias a ti conseguimos que nuestra mente deje las preocupaciones, tristezas, problemas...y vivamos alegres, felices y siempre con una buena ☺
ResponderEliminarHola Clementina,
ResponderEliminarme ha parecido muy interesante todo lo que has dicho. ¡Vamos a abrir todos el cofre dorado!
Es cuestión de práctica. Si cada día te propones abrir el cofre dorado y lo abres de verdad, cada vez te resultará más fácil hacerlo. Y llegará un momento en el que el cofre de las sanguijuelas se oxide, y no se pueda abrir más. Práctica, práctica, práctica. Clementinacrol
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