Todos vamos en el mismo barco


En primer lugar debemos unirnos para pelear contra nuestro común enemigo, que es la ignorancia que tenemos los unos de los otros. Debemos aplastar y destruir las barreras físicas y mentales que llevamos dentro y que nos separan. Tenemos que hablar y dar un paso hacia delante para conseguir un futuro lleno de luz; todos vamos en el mismo barco y el daño que se haga a cualquiera de los pasajeros nos pone a todos en peligro de naufragar. Tenemos que dejar de echarnos la culpa los unos a los otros y adoptar los valores de «nuestro» y «nosotros». Hablar es bueno, pero no basta. Debemos actuar. La gente sufre y muere cada día, y las acciones más insignificantes tienen más eco y cruzan más fronteras que cualquier palabra.
Abuelaish, I. (2015, julio-diciembre). No voy a odiar. Viaje de un médico de Gaza en el camino a la paz y la dignidad humana. Rev. Cient. Gen. José María Córdova 13(16), 19-32


La ignorancia que tenemos los unos de los otros está refrendada por todos los prejuicios que sobrevuelan nuestra mente. Distinguirlos como pajarracos es necesario. Decirles cuando aparecen "¡¡Eh, para!!" y no mirarlos a los ojos, ya que, en cuanto entras en su juego, caes en el remolino y ya es muy difícil salir de él. Solo es posible traspasando su barrera y, en lugar de mirar al prejuicio a los ojos, mirar a la persona, solo a la persona, independientemente de cómo vaya vestida, de cómo hable, de si mastica chicle, del dinero que gana, independientemente de su piel, de si te gusta su pelo. Tan solo observa los ojos de la persona y sonríe. Entonces se producirá el milagro porque, como si de magia se tratara, desaparecerá el muro de hormigón que antes os separaba.

Escuchad a Einstein:

Un ser humano forma parte de un todo al que llamamos Universo, una parte limitada en el espacio y el tiempo. Se experimenta a sí mismo, a sus pensamientos y sentimientos como algo separado del resto; algo así como una ilusión óptica de su conciencia. Esa falsa autoimagen es como una prisión que nos restringe a nuestros deseos personales y al afecto que tenemos a las pocas personas que nos rodean. Nuestra tarea debe ser liberarnos de esa cárcel ampliando nuestro círculo de compasión para abarcar a todas las criaturas y a la naturaleza.

Creo sinceramente que la única forma de crecer como ser humano es liberarnos de esa cárcel del ego. El "Yo, mi, me, conmigo" deben ser desterrados. Sal de tu ensimismamiento, de tu nido de prejuicios y de tu pequeña familia. Quizás parezca difícil pero tenemos el día entero para dar un primer paso. Y mañana otro, y el domingo otro. Si lo pensáis, no es tan difícil mirar a los ojos de las personas y darse cuenta de que no son tan diferentes a mí. Ahí muy hondo late un corazón exacto al mío. Allí también se hospeda un alma que no sabe de peinados, ni de vestidos, ni de banderas, que solo le importa amar y ser amada.

Todos vamos en el mismo barco y el daño que se haga a cualquiera de los pasajeros nos pone a todos en peligro de naufragar.

Os dejo este vídeo precioso:

Se miraron a los ojos durante unos minutos...






Comentarios

  1. Querida Clementina, siento ser pesado por agradecerte todo lo que nos ayudas con tus reflexiones y mensajes.
    Pero en esta ocasión quiero darte las gracias por tu poesia, por la exquisitez con la que nos transmites tus pensamientos y sentimientos.
    Qué alma tan bonita se hospeda en tu corazón !!!.

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