Cinco minutos con Mario



Hace unas semanas estaba paseando por una ruidosa calle de Madrid cuando, de repente, me crucé con él, con Mario, cuya voz ha coloreado mañanas y tardes, cuyas ideas han llegado hasta mi corazón, han viajado por mi sangre, acercándome un poco a la persona que quiero ser. Sería muy largo escribir en esta página todo lo que, gracias a esa voz, he incorporado a mi vida, así que solo contaré brevemente lo que pasó en esos cinco minutos en los que esa voz no se dirigió a millones de personas, sino solo a mí, ¡solo a mí!

Me crucé con él y, tras dudarlo unos segundos debido a que mi precavida mente me lanzaba cansinos mensajes del tipo "no molestes" "vas a hacer el ridículo" "te va a tratar mal" "¿no ves que va con gente?"... cambié de rumbo y me puse a su lado: "Hola Mario" le dije. Me sentí como una verdadera loca, de esas con el pelo revuelto y mirada perdida. Mi mente estaba desatada "Qué pensará de ti, hay que ver, con lo mayor que eres". Mario, tras su sorpresa inicial, rápidamente me acogió y caminamos durante cinco minutos, conversando sobre la vida, entre preguntas y respuestas. Dejaron de existir las tiendas, los árboles y el viento. Solo existía una voz hablando de sabiduría. En algún momento le pregunté sobre la importancia que tenía para él la meditación. Y me dijo "Aquí fuera hay mucho ruido de platillos. Solo con la meditación podrás escuchar el Stradivarius que llevas dentro".

                                                                  Foto de Simon Leonardo

En esos minutos con Mario pude vislumbrar que la magia es posible, la tengo alrededor y me está esperando a la vuelta de la esquina. Me espera incluso en una ruidosa calle de Madrid de baldosas grises.

Hoy he vuelto a escucharle, esta vez con auriculares, y me ha vuelto a decir que cuando mi mente me grite "¡No puedes!" yo le grite más fuerte "¡¡Sí puedo!!". Cuando me grite "¡No llegas!", le diga más fuerte "¡¡Sí llego!!". Cuando mi mente me susurre "No te lo mereces" le conteste "Sí me lo merezco". Mario también me ha dicho que no vivimos de acuerdo a nuestras capacidades sino en función de nuestras creencias, que algunas son como jaulas; que somos mucho, mucho más de lo que la mente nos dicta. Así que voy a poner atención a esas creencias-jaula para que con su voz no anulen la voz de Mario, que es en el fondo, mi propia voz, la voz de mi Stradivarius.

Gracias Mario. Espero encontrarme contigo otro día en alguna ruidosa calle de Madrid. Volveré a ponerme a tu lado y a preguntarte todo lo que se me ocurra. Mientras tanto, tengo mis auriculares...

Adjunto un link al vídeo de Mario en Aprendemos Juntos de BBVA:

Aprendemos Juntos Mario Alonso Puig

Y acabo este texto dándoos las gracias a Vosotros, que sois más que una voz, sois mi día a día, los que encendéis la ilusión y los rosales, los que rompéis mi soledad, inventáis sueños y llegáis a los límites de mi alma.

Para vosotros, mi gente necesaria, es este poema:


Hay gente que con solo decir una palabra

enciende la ilusión y los rosales,

que con sólo sonreír entre los ojos

nos invita a viajar por otras zonas,

nos hace recorrer toda la magia.


Hay gente, que con solo dar la mano

rompe la soledad, pone la mesa,

sirve el puchero, coloca guirnaldas.

Que con solo empuñar una guitarra

hace una sinfonía de entrecasa.


Hay gente que con solo abrir la boca

llega hasta todos los límites del alma,

alimenta una flor, inventa sueños,

hace cantar el vino en las tinajas

y se queda después, como si nada.


Y uno se va de novio con la vida

desterrando una muerte solitaria,

pues sabe, que a la vuelta de la esquina,

hay gente que es así, tan necesaria.

Hamlet Lima Quintana (nacido el 15 de septiembre de 1923 en Morón, provincia de Buenos Aires y fallecido el 21 de febrero de 2002 en Buenos Aires) fue un poeta argentino, autor de más de cuatrocientas canciones.







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