Las palabras pueden herir nuestros egos o inflamar nuestros corazones

Las palabras pueden herir nuestros egos o inflamar nuestros corazones; podemos cambiar instantáneamente cualquier experiencia emocional eligiendo, sencillamente, nuevas palabras para describir lo que estamos sintiendo. Sin embargo, si no logramos dominarlas y si permitimos que su selección sea estrictamente un hábito inconsciente, podemos estar denigrando toda nuestra experiencia de la vida. Si describe usted una experiencia magnífica como algo "bastante bueno", la rica textura de esa experiencia se verá suavizada y aplanada por el uso limitado del vocabulario. Las personas con un vocabulario empobrecido llevan una vida emocional empobrecida; las personas con vocabularios ricos disponen de una paleta de colores muy matizados con la que describir su experiencia, no sólo para los demás, sino también para sí mismas.

(...) Para controlar conscientemente nuestras vidas, tenemos que evaluar y mejorar conscientemente nuestro vocabulario, para asegurarnos de que nos empuje en la dirección que deseamos, en lugar de aquella que queremos evitar. 

(...) Todas sus sensaciones le llegan a través de este túnel como si fueran sensaciones líquidas vertidas a través de un conducto delgado en varios moldes llamados palabras. En nuestro deseo de tomar decisiones con rapidez, en lugar de usar todas las palabras de que disponemos y encontrar la descripción más apropiada y exacta, a menudo forzamos la experiencia hacia un molde limitador. Formamos así moldes habituales y favoritos que configuran y transforman nuestra experiencia de la vida. 

Extracto del libro Controle su destino. Anthony Robbins.




Importa lo que dices y lo que no dices. Importa mucho. Las palabras que decimos a otros y que nos decimos a nosotros mismos conforman nuestro universo, moldean nuestro paisaje pues ponen el foco en un aspecto de la realidad u otro. Y ahí donde ponemos nuestra atención, ponemos nuestra energía. Llevamos hablando toda la vida pero ¿cuántas veces en todo este tiempo os habéis parado a investigar las palabras que utilizáis? ¿Sabéis qué palabras se repiten más en vuestro día a día? ¿Con qué palabras te defines a ti mismo? ¿Y a tus hijos y a tu pareja? ¿Qué historia te estás contando? Todas esas palabras, ¿son palabras que te limitan al poner el foco en la suciedad de las baldosas o por el contrario, son palabras que te liberan, al enfocarse en lo limpio que luce el cielo hoy? ¿Pintan acaso un universo repleto de nubarrones oscuros o dibujan un lienzo con pinceladas de mil colores?

La realidad es la misma pero no es lo mismo decir "Mi vida es una catástrofe continua" que decir "Mi vida en estos momentos es un tanto difícil"; no es lo mismo decir "Estoy angustiado, desesperado" que "Siento cierta inquietud"; no es lo mismo decir "No lo pasamos mal" a decir "Fue un plan estupendo. Disfrutamos muchísimo"; no es lo mismo, ante un error, decir "¡Qué estúpido soy! No tengo remedio" que "¡Un despiste lo tiene cualquiera! Intentaré hacerlo mejor la próxima vez"; no es lo mismo enfrentarse a un "problema" que enfrentarse a un "desafío".  

Una vez detectadas las palabras que utilizas con frecuencia, date cuenta de lo que te hacen sentir y del resultado que obtienes con ellas y, si ves que son losas que añaden más dolor al dolor, o más ira a la ira,  o quitan brillo a un rato mágico, puedes (si quieres) cambiarlas por otras que te llenen a ti o a los demás de una brisa más fresca. Anthony Robbins lo llama vocabulario transformacional. Y sí, funciona.

¿Se trata de cambiar nuestras palabras para sentir con menos intensidad? ¡Por supuesto que no! La idea que propongo es observar lo que decimos a otros y nos decimos a nosotros mismos, y cambiarlo solo si los resultados que obtenemos con nuestra comunicación (tanto hacia fuera como hacia dentro) no es el que deseamos. Cambiarlo para cambiar nuestra vida a mejor. Ya que, como dijo Confucio:

Sin conocer la fuerza de las palabras, es imposible conocer a los hombres.

Y Clementina añade:

Sin conocer las palabras que utilizas, es imposible que te conozcas a ti mismo.





Comentarios

  1. Muy interesante reflexión. Hay movimientos que son conscientes de esta tesis, como por ejemplo, el feminismo y su lucha contra el lenguaje sexista. Porque muchas personas íntimamente no sé sienten identificadas con un todas, sino tapadas, ocultadas, invisibilizadas, al igual que su universo personal. De ahí la vehemencia con la que luchan.

    En lo personal también soy consciente de la importancia de las palabras, de adquirirlas, mediante la lectura, de elegir si fuerza, su intensidad. Hablar bien no es hablar rebuscado, salvo que queramos describir un universo rebuscado. Estas palabras que describen está universo personal e interpersonal, son parte de nosotros y debemos mimarlas, sopesarlas. Al igual que elegimos nuestra vestimenta para un día de diario, una función, reunión de trabajo, una cita, una fiesta o un funeral.

    Las palabras, no sólo transforman nuestra realidad. Transforman también nuestros corazones. El nuestro y el de los demás.

    No nos olvidemos, por porfa parte, de esos silencios que lo dicen todo. Pero eso lo dejamos para otro día.

    ¡Besos!

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    1. Qué bello lo que dices LIG. Yo descubrí la importancia y fuerza de las palabras en un tiempo ya muy lejano, de patios enormes y muro de piedra, donde un grupo de poetas (al que tú pertenecías) me abrió su universo repleto de palabras y emociones. Clementinacrol

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