Quinto rasgo de las personas más creativas: son como niños, disfrutan de la fantasía y el juego
Anota dos o tres cosas totalmente infantiles que puedas hacer mañana. Piensa en algo que te haga evocar la infancia. Tu objetivo es hallar dentro de ti ese sitio en el que todavía eres un niño despreocupado. El nuevo paradigma nos dice que ningún hecho desaparece jamás; solo se retira de la conciencia para volver al campo. Por lo tanto, tu niñez aún está allí, contigo, lista para ser evocada e integrada a tu ser.(...)
La sensación que tratas de recapturar no es un regreso a la infancia, sino algo mucho más profundo, como lo estableció el brillante escritor y terapeuta A.H.Almaas:
"Cuando observamos a un niño- escribe Almaas- vemos que esa sensación de plenitud, de intrínseca vivacidad, de gozar la existencia, no es resultado de otra cosa. Es valioso ser simplemente uno mismo; no se debe a lo que uno haga o deje de hacer. Está allí en el comienzo, cuando somos niños, pero se va perdiendo lentamente." Lo que suele ocurrir con el tiempo es que perdemos la pista al gozo interior.
Deepak Chopra. Libro: Cuerpos sin edad, mentes sin tiempo.
Foto de Elina Fairytale en Pexels
Se acerca la Navidad y qué mejor manera de celebrarlo que conectando con nuestro niño interior, aquel que fuimos y que somos. Quizás ese niño se os antoja muy lejano en el tiempo, y son pocos los recuerdos que sobre él guardáis en vuestra maleta. Te contaré una manera muy sencilla para conectar con la pequeña o el pequeño que fuiste: mírate al espejo, pero no te fijes en tu pelo ni en tu boca ni en tus mejillas. Observa tan solo tus ojos y quédate un rato observándolos. Allí está ese niño, allí está esa niña, en el fondo de tus ojos cansados. Sólo son necesarios unos segundos para descubrirlo, mas cuando lo haces, te conmueves y un cariño inmenso se abre ante ti, por ti mismo, por esa pequeña maravilla que fuiste un día, hace ya mucho tiempo, y que todavía eres.
¿Para qué? pensaréis ¿Qué sentido tiene todo esto? Se me ocurren varios motivos:
El primero, para ilusionarnos de nuevo por todo lo que nos rodea y somos. Para vivir cada día como si estuviéramos en la feria comiendo un algodón de azúcar o una manzana caramelizada, de esas que los padres no suelen comprar pues "a saber qué porquerías contienen". ¿Cómo sería tu vida ahora si tus ojos fueran tan nuevos y brillantes como los de un niño?
El segundo, para vaciarnos de prejuicios. Inundados de etiquetas, solo vivimos en nuestra mente y nos perdemos el resto. Así, nuestro mundo se va haciendo más pequeño cada vez pues los carteles que colgamos a todo, no nos dejan ni respirar. Despeguémonos los papeles y limpiemos nuestra mente. ¿Cómo sería tu vida ahora si tu mente estuviera vacía y libre?
El tercero, para convertirnos en creadores de nuestra vida, como cuando hacíamos un castillo de arena o un dibujo de princesas. Crear para vivir plenamente, pues solo cuando sabes que tu vida tiene un sentido, consigues esa felicidad auténtica de viento en la cara y calor en el corazón. ¿Cómo sería tu vida ahora si consiguieras crear de la nada algo con mucho color?
Finalmente, para conectar con el Amor, pues solo amando a nuestro niño interior, podemos amarnos a nosotros mismos y, por lo tanto, a los demás. Ese niño es la puerta a todo lo espiritual. Es el primer paso. ¿Cómo sería tu vida ahora si pudieras sentir el Amor por fin?
En estos días te propongo abrazar al Niño que está en ti, que nunca dejo de vivir, y que espera con sus ojillos amorosos que le des ese abrazo que llevas tanto tiempo esquivando.
Qué bonito Clementina. Ojalá que todos volvieramos a ser niños y seguro que el mundo funcionaría mucho mejor
ResponderEliminarLa clave es tomar lo bueno del adulto y lo bueno del niño ¿no crees? Me viene a la cabeza la imagen de un anciano sabio o una anciana sabia, que después de todo lo vivido se quedan con lo esencial: la sencillez, la cercanía, el cariño y la ilusión. Y todo eso lo transmiten sus ojos.
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