Sexto rasgo de las personas más creativas: Ellos mismos son su propia referencia
El estado de conciencia más elevado que podemos alcanzar es el de unidad, que borra la diferenciación entre observador y observado. En la unidad, todo lo que antes parecía estar "allí fuera" se ve como parte de uno mismo. Lo que impide esta experiencia es el sentido del yo, construido con imágenes de experiencias pasadas. La imagen de uno mismo es necesaria hasta un punto muy limitado; debes conocer tu identidad, tu profesión y otros detalles técnicos. Pero casi todos cargan esa imagen de sí mismos con una multitud de opiniones, creencias, preferencias y antipatías y otros bultos extraños. Para liberarte de este equipaje y reexperimentarte como persona libre y sin estorbos, debes esforzarte por desprender la endurecida pátina de la imagen de ti mismo.
Deepak Chopra. Libro: Cuerpos sin edad, mentes sin tiempo.
Es interesante hacer este ejercicio: escribir en un papel quién crees que eres. En ese papel escribirías tu nombre, profesión, roles, cualidades, defectos y todo lo que se te ocurra. Todo eso que has escrito es tu autoimagen, una foto de ti mismo que tienes enmarcada ahí en tu cabeza. Quizás la observes, te sientas orgulloso y te digas: "Hay que ver qué gran tipo soy". O quizás pienses que eres del montón, "ni fú ni fa". O existe la posibilidad de que al contemplarla, bajes los ojos con pesadumbre y susurres "No valgo nada. No sirvo para nada". En fin, creas lo que creas, te digas lo que te digas, que sepas que todo eso no existe, pues es una historia, una emocionante, bonita, insulsa, terrorífica o dramática historia que solo existe en tu cabeza. Igual que tu autoimagen. No existe más que en tu cabeza.
Lo que te propongo hoy es que retes a ese personaje que has construido y que es el protagonista de tu historia. Que retes, sobre todo, los aspectos de ese personaje que te hacen sufrir. Si sufres porque: "Soy introvertido", prueba un día, en una tienda o en una reunión, a comportarte como extrovertido. Si te pesa el "Soy demasiado complaciente", prueba un día, en una tienda o en una reunión a llevar la contraria. Cambia de traje por un momento, a ver qué pasa. Seguro que te pones nervioso porque claro, ese comportamiento no es propio de tu personaje, el que tienes anclado en tu cabeza, pero... ¿Cómo sabes que ese personaje eres realmente tú? ¿Cómo sabes que no eres al mismo tiempo el héroe, el sabio, el bufón, la bruja, el niño inocente, o el rebelde? ¿Por qué no puedes ser en cada momento, el personaje que más feliz te hace?
Dicen los sabios que en realidad no hay un "tú" ni un "yo", que todos somos parte del mismo mar. Y por lo tanto, todo conflicto que tengamos con otra persona es puro espejismo. ¡¡Cuánto tiempo y lágrimas suponen la defensa de "mis" ideas, creencias, opiniones!! ¡¡Cuántas relaciones rotas!! Dicen los sabios que somos luz, amor, paz y que los aderezos que nos ponemos son pura invención de nuestro pequeño "yo". Dicen también que cuando trasciendes ese pequeño "yo" y dejas tu equipaje a un lado (tu autoimagen) te das cuenta de quien eres en realidad. Ni gran tipo, ni del montón, ni ingeniero, ni introvertido. Lo eres todo y formas parte de todo. Y es entonces cuando por fin sueltas tu carga, y con un fuerte suspiro de alivio, despiertas.
Hoy sí que has escrito sobre lo que es. Pero para entender realmente tus palabras tienes que haber abierto los ojos del alma, despertado y eliminado el velo con el que nacemos. Y cada uno tenemos un tiempo y una vida para ello. No puedes forzar a nadie, sólo respetar su tiempo. Ya sabes, si abres el capullo la oruga morirá y no verás a la mariposa.
ResponderEliminarSomos chispas de luz y amor desprendidas de un gran sol. Sólo encarnamos bajo una personalidad para experimentar lo que siendo luz no podemos. Todos somos uno con todo. Así es.
Lo que dices Sangani es justo lo que yo creo. Es difícil entenderlo con la mente, quizás imposible. Solo se puede sentir. Quizás lo sientas al escuchar música, al leer un poema, al tener una conversación con alguien especial o al pasear por el campo. Son pequeños atisbos de esa divinidad que somos y que hacen que te des cuenta de que hay mucho más de lo que percibimos con los sentidos y de lo que nos dice nuestra limitada mente. Mucho más. Me encanta.
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