Séptimo rasgo de las personas creativas: No se adhieren rígidamente a ningún punto de vista. Permanecen abiertos a nuevas posibilidades
Estar desapegado significa estar libre de influencias exteriores que empañen tu verdadero yo. Esta lección no es de las que enseña nuestra cultura. Las personas modernas otorgan una alto valor al compromiso, el entusiasmo, la pasión, la entrega profunda, etc. pero no se dan cuenta de que estas cualidades no son lo opuesto a la desvinculación. Comprometerse en una relación, por ejemplo, significa en último término amar y comprender lo suficiente para dejar que el otro sea quien quiere ser. Encarar el trabajo con pasión significa brindarse espacio creativo para enfocarlo desde todos los ángulos, buscando nuevos rumbos y oportunidades. Estas nuevas oportunidades solo pueden surgir de tu núcleo creativo interior, con el que no podrás ponerte en contacto si estás inmerso en tu labor y abrumado por los detalles.
Deepak Chopra. Libro: Cuerpos sin edad, mentes sin tiempo.
Soltar o dejar ir significa no apegarme a objetos, ideas, sensaciones, emociones, personas o resultados, lo que me cuesta enormemente pues desde pequeña, agarrarme con dos manos a lo mío me hace sentir que tengo el control. Y así, voy llenando mi hogar de pesados ropajes, de normas, de certidumbres que no son sino fantasías creadas por mi limitada mente. Me agarro a mi pequeño barco para no nadar en alta mar, pues allá tan lejos de la costa, no soy más que un cuerpo flotando en el infinito. Qué vértigo.
En soltar está la clave de la felicidad, lo queramos o no. Los budistas lo defienden desde el principio de los tiempos: el apego es sinónimo de sufrimiento. Y es cierto. Pues esa felicidad que nos otorga el poseer algo (o a alguien) se ve reducida y a veces anulada por el miedo a perderlo. Cuanto más apegados estamos, más miedo tenemos a perderlo, creyendo incluso que la pérdida significaría el fin de nuestra felicidad en esta tierra. ¡Qué creencia tan peligrosa para nuestra salud mental la de "No puedo vivir sin ti"! Creer y sentir eso es como caminar por una cuerda sobre un precipicio. Date cuenta de que estás apegado a cosas y a personas que no son y nunca serán tuyas, que pueden desaparecer en cualquier momento, romperse, perderse, robarse, marchitarse... Aferrarte a ellas es como querer atrapar el viento o meter en una caja todo el océano. Aferrarte es ponerse una venda y creer de verdad que hay algo "mío" en este mundo. Aferrarte, por tanto, es como firmar un contrato en el que te comprometes a ser infeliz.
Mas no podemos evitarlo, y nos convertimos en adictos a las cadenas, aferrándonos a veces a alguien que nos envenena, o a alguna sustancia, o a una actitud. Nos encadenamos a cualquier cosa con tal de no sentir el vacío incierto del universo, pues sentimos horror ante la posibilidad de abrir los ojos y no ver más que oscuridad; a que no haya interruptor ni tampoco luz tras la persiana. Solo un camino oscuro, vacío, silencioso. Soltar da susto y sin embargo...
Ya lo estamos haciendo. Siempre que confías, sueltas. Cada noche, al irte a dormir, sueltas tu conciencia y confías en que al despertar seguirás en este mundo. Cuando tus hijos van creciendo, sueltas, pues confías en que todo lo que les has enseñado hará de brújula en su sendero. Cuando vas al médico, sueltas, pues confías en que en sus manos todo se solucionará. Es la confianza la red que nos sostiene, la confianza en ti mismo, en los demás y en el Amor.
Así que hoy suelta esa cuerda y zambúllete. Quizás el agua no esté tan fría como piensas.
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