No podemos fingir autenticidad. Creemos que necesitamos ser nuestros propios creadores y nos pasamos la vida superponiendo remiendos a nuestra personalidad, porque tratamos de ser especiales, no reales. Patéticamente intentamos adaptarnos a los demás, hacer lo mismo que ellos.
Un tulipán no se esfuerza por impresionar a nadie. No pugna por ser diferente de una rosa, ni lo necesita. Ya es diferente. Y en el jardín hay lugar para todas las flores. Tú no tuviste que esforzarte por hacer que tu cara fuera diferente de las del todos los demás. Es así. Eres un ser único, porque fuiste creado de esa manera. Fíjate en los niños pequeños. Todos son diferentes sin proponérselo. Y mientras sean ellos mismos, sin darse cuenta de que lo son, inevitablemente resplandecerán. Sólo más adelante, cuando se les enseñe a competir, a esforzarse por ser mejores que los demás, se desvirtuará su luz natural.
Volver al amor. Marianne Williamson.
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¿Qué es la autenticidad? Es un niño el día de Reyes por la mañana justo cuando abre la puerta del salón; es un baile loco en las fiestas del pueblo; es esa conversación íntima bajo la luz de una vela; y también la carcajada espontánea ante la ocurrencia de un amigo.
¿Qué es la autenticidad? Es el llanto que asoma al escuchar una noticia amarga; es el abrazo que en ese instante se convierte en tu único refugio; es sentir cómo se eleva tu alma al escuchar un violín; y también el grito de júbilo al ver aparecer después de mucho tiempo a alguien muy querido.
¿Qué es la autenticidad? Es un beso que hace que todo a tu alrededor desaparezca; es viajar muy lejos solo para consolar a un amigo; es hundirte en las palabras de un libro o en las pinceladas de un cuadro; y también escribir un poema cuando gritan tus entrañas.
Para mí autenticidad es todo lo contrario a complacer y adaptarnos, a no llamar la atención, a ser modositos y educados y obedientes y aplicados, a seguir al rebaño, a ser normales y no hacer el ridículo.
¡¡Tenemos más de cuarenta años y seguimos llevando el uniforme del colegio!! Porque ¡Ay de ti si te pones un jersey de otro color o si luces la falda más corta que el resto! Todos te mirarán. Todos te juzgarán. ¿Y? ¿Importa tanto eso a estas alturas? Yo creo que mañana mismo iré a la tienda a elegir un atuendo que me haga única, como a los tulipanes. Para encontrar mi luz sin dañar a nadie y conseguir ¡por fin! que mi vida resplandezca.
Y para ti querido lector ¿Qué es la autenticidad?
Querida Clementina, todo lo que cuentas me resuena y mucho. Para mi la autenticidad tiene que ver con mi alma, con mi ser auténtico, con mi interior. Lo que es y será a pesar de las capas con que mi peraonalidad haya decidido disfrazarla. Lo contrario a la autenticidad es el ego. El que construimos desde el momento en que nacemos para adecuarnos, encajar, ser aceptados...el que sólo existe si se compara, el que tiene que ver con lo externo, con lo de afuera.
ResponderEliminarQuerida Sangani:
ResponderEliminar¿No te parece increíble? Nos pasamos media vida poniéndonos capas para ser aceptados y que nos quieran, y la otra media vida intentando quitárnoslas para ser más auténticos y felices. ¡Qué complicado es el ser humano! Haciendo y deshaciendo, aprendiendo, y desaprendiendo. Por otra parte, es genial darse cuenta de esto y ponerse por fin a buscar nuestro Ser dejando a un lado el ego. Y que la voz del ego se escuche cada vez más bajita, más bajita...para que nuestro Ser consiga desplegar toda su luz.