La voz

La manera de vivir que nos hemos inventado incluye una voz en la cabeza que nos indica constantemente lo doloroso que es el presente debido a situaciones del pasado, lo insatisfactorio que es el presente debido a que no sucede lo que deseamos que suceda, y lo temeroso que resulta ser el presente por miedo a que en un futuro imaginado termine sucediendo lo que no queremos que suceda. ¡Menuda locura!

El presente es el único instante de vida del que disponemos. Convertirlo en nuestro enemigo nos aleja de la vida y, sin ser conscientes de ello, la convertimos en algo de lo que huir. ¡Como si la vida fuera una amenaza!

Cuando rechazamos el presente, activamos un patrón de supervivencia que no nos permite ser conscientes del presente. Esto nos impide disfrutarlo, y, llegados a este punto, me pregunto: ¿estoy vivo para sufrir la vida o para aprender a disfrutarla?
La respuesta a esta pregunta puede convertirse en una decisión. Mientras no tomemos esta decisión nos encerraremos en un proceso de huida y lucha constante… Sometiendo así a nuestro organismo a la biología de la supervivencia…”

Biología del presente. Sergi Torres y David del Rosario.



Foto de Ben Mack en Pexels

¿Os suena esto? A mí sí. Y mucho. Esa voz en la cabeza que me culpa por lo que hice o no hice, que continuamente pone pegas a la vida, esa voz que me habla de futuros desastres, que me aleja de disfrutar el primer bocado de una sabrosa tostada con miel, que me impide confiar y relajarme y cerrar los ojos mientras una suave brisa me acaricia. Esa voz me exige que siga en tensión pues uno nunca sabe si al doblar la esquina puede haber un abismo. Esa voz me cuenta que todo lo que me rodea es peligroso, que soy pequeña, que debo protegerme. ¡Qué angustia! ¿no? Es como ir por la vida con esos zapatos de tacón que se pone uno en las bodas, tan apretados e incómodos. Da igual lo espectacular que sea la fiesta, pues solo pienso en el dolor de pies. 

Yo ya estoy cansada de esa voz de culpas e insatisfacción que me impide Estar con mayúsculas y Ser con mayúsculas. Deseo con todas mis fuerzas liberarme del patrón de supervivencia al que estoy sometida y convertirme en la mejor amiga del presente, pues solo ahí reside la felicidad que tanto busco. Liberar mis pies y caminar descalza. 

¿Cómo hacerlo? 

Tomando una sola decisión, la de quitarle el altavoz al run run de mi cabeza, quitarle fuerza y pasar a escucharla como si fuera un lejano rumor de tambores. Es mi decisión no creerme nada de lo que me cuenta mi agorera. Decisión y compromiso para ejercitar cada día el músculo de prestar atención al momento presente, sin enredarme en la madeja de mis historias. Es cierto que la voz, aunque la oigas de lejos, deposita en tu cuerpo una estela de inquietud que no hay manera de evitar. En ese momento la mejor medicina es respirar profundamente y darle a la inquietud su espacio en tu cuerpo. Y hacer eso cada día cuando la Voz se anime y te empiece a cantar calamidades. Respira y solo piensa en la respiración durante un rato, hasta que los pensamientos se desenganchen de tu piel. Y confía en que hay mucho más en este inmenso mundo y que tú eres mucho más que esa ronca Voz. De esa forma, con paciencia, confianza y decisión, los apretados zapatos se irán aflojando y llegará un día en que podrás desprenderte de ellos y disfrutar al fin de esta majestuosa fiesta que es tu vida.


Comentarios

  1. Respuestas
    1. Muchas gracias Pere! Gracias a ti por los textos tan inspiradores que cuelgas en Instagram. Así, entre todos, vamos convirtiendo este mundo en un lugar de luz. ClementinaCrol

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  2. Qué gran reflexión Clementina! Necesitamos respirar más y que nuestra mente deje de atormentarnos.

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  3. Claro que sí!! Poco a poco haremos esa voz más débil y dejará de ser nuestro amo. Así conseguiremos sostener las riendas y ser libres. ClementinaCrol

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