Empieza de cerca.No des el segundo pasoni el tercero.Comienza por la primeracosacercana,por el pasoque no quieres dar.Empieza porel terrenoque conoces,el pálido terrenodebajo de tus pies,tu propia manerade empezarla conversación.Empieza por tu propiapregunta.Deja de lado las preguntasde otros.No permitasque ahoguenalgo tan simple.Para escucharla voz del otrosiguetu propia voz,y espera hastaque esa vozse convierta enun oído íntimo,personal,que puedarealmente escucharal otro.Empieza ahora mismo.Da un pequeño pasoque puedas llamar tuyo.No te dejes llevarpor las hazañas de otros.
Sé humildey centrado,empieza cerca,no confundaslo ajenocon lo tuyo.
David Whyte
Foto de Hemz : https://www.pexels.com
Tantas, tantas veces me veo apabullada por la descomunal tarea que tengo ante mí, que acabo bloqueándome y abandonándola. "Ya la haré otro día" o "Quizás en vacaciones... o cuando mis hijas sean mayores...o cuando me jubile." Y así va pasando mi vida sin atender aquello que no es urgente pero sí importante para mí. Y mientras tanto, percibo como los trenes siguen saliendo de la estación y yo permanezco en el desgastado andén, cargando un saco cada vez más lleno.
En el saco guardo mis ilusiones que se amontonan aburridas como cajas en un almacén; cosas como empezar a escribir la tan deseada novela, crear mi proyecto de coaching, meterme en un grupo de teatro, meditar con monjes budistas en Bután, practicar el baile del swing o formar mi propio grupo de meditación... Seguro que tú también tienes algo en ese saco que lentamente se está llenando de telarañas. Y, cuando te atreves a pensar en él, escuchas una canción que a veces te acusa de egoísta y otras de mediocre pues te dice que los demás siempre serán mejores que tú. Y así, poco a poco, los copos de nieve se depositan sobre tus proyectos, que van desapareciendo, cada vez más mohínos, ante tus ojos.
¿No os parece esto desolador? Todo el día corriendo, haciendo, escalando para, al llegar la noche, sentir que lo único que has conseguido ha sido sobrevivir un día más. Y entonces te acuerdas de tu saco y te sorprendes susurrando a tu almohada: "Quizás mañana tenga tiempo o energía... quizás mañana".
Por eso, lo que propone este pequeño poema es que empieces ¡ya! Por el primer paso, el que se te ocurra, sin consultar a nadie, ni siquiera a esa agenda que desde el escritorio te mira con recelo. No hay maestros ni confidentes. Solo tú y tus propias palabras. ¡Empieza Ya! Sin mirar hacia lo alto, a esa montaña gigantesca, pues hacerlo significa quedarte paralizado como estatua de hielo. Solo un primer paso, y luego otro, y luego otro... un insignificante grano de arroz que al cabo de un mes forma un montoncito, al cabo de un año un gran montoncito y al cabo de una vida ya forma la montaña entera, esa que hoy te abruma.
Parece una tontería y sin embargo, creo que es la única manera. Así que, amigo, abre ese saco que cargas desde hace tiempo, sopla las musarañas y demás bichos acumulados en su interior, y rescata lo que hay dentro. Míralo, siéntelo y, si la palabra que te invade es "Sí", da ese diminuto primer paso a tu medida. Todos aquellos a los que hoy admiras también lo dieron. Empieza hoy. No hay mejor momento.
Y ahora no puedo dejar de insertar aquí este fragmento del libro de Momo en el que Beppo Barrendero está hablando ¿te acuerdas?:
-Ves, Momo, las cosas son así: a veces tienes ante ti una calle larguísima. Te parece tan terriblemente larga, que nunca crees que podrás acabarla. Y entonces te empiezas a dar prisa, cada vez más prisa. Cada vez que levantas la vista, ves que la calle no se hace más corta. Y te esfuerzas más todavía, empiezas a tener miedo, al final estás sin aliento. Y la calle sigue estando por delante. Así no se debe hacer.
Nunca se ha de pensar en toda la calle de una vez ¿entiendes? Sólo hay que pensar en el paso siguiente, en la inspiración siguiente, en la siguiente barrida. Nunca nada más que en el siguiente. Entonces es divertido; eso es importante, porque entonces se hace bien la tarea. Y así ha de ser.
De repente, se da uno cuenta de que, paso a paso, se ha barrido toda la calle. Uno no se da cuenta cómo ha sido. Y no se está sin aliento.
Sabias palabras Clementina. Pero es que al final todo es así. Estamos aquí, en esta vida, en este plano para experimentar, para vivir y re-aprender lo que somos. Y a veces se nos hace tan grande, nos olvidamos que no estamos solos. Se nos olvida qué somos. Y somos puro amor. Y como se hace? Pues vive un día cada vez. Sólo hoy. Solo por hoy pon tu presencia, tu corazón, tu amor en cada cosa que hagas. Haz cosas que te hagan feliz. Si no es posible, al menos acepta con amor las cosas que hagas, pon tu alma en ellas. Sólo hoy. Solo hoy sé amoroso contigo, sé compasivo. Sólo vive hoy. Y si estás presente en cada cosa que haces, miras, oyes, sientes....vas a darte cuenta de lo maravilloso que es estar aquí y sentirás pura gratitud. Sólo hoy, recuerda.
ResponderEliminarCierto, cierto. Estamos aquí para aprender. Esto no es más que un juego en el que la meta es aprender a amar, lo cual algunos creen que es solo para los santos. Me gusta la idea de "vive un día cada vez". Así se elimina la carga, esa que nos ponemos sobre los hombros. Poco a poco. Qué paz. Cuántas palabras sabias, Anónimo, condensadas en un párrafo. Muchas gracias.
Eliminar