El perfeccionismo obstaculiza el éxito; de hecho, a menudo se convierte en el camino hacia la depresión, la ansiedad, la adicción y la parálisis vital. La expresión parálisis vital hace referencia a todas las oportunidades que perdemos porque nos asusta demasiado mostrar al mundo algo que podría ser imperfecto. También se refiere a todos los sueños que no seguimos por culpa de nuestro miedo a fracasar, a cometer errores y a decepcionar a los demás; un miedo que tenemos muy arraigado. Cuando eres perfeccionista, el riesgo te aterroriza, porque tu propia sensación de valía personal está en juego.
Libro "Los dones de la imperfección" de Brené Brown.
Mi sueño es convertirme en una persona valiente. Para mí la valentía no es enfrentarme a seres de ojos rojos o cruzar el Atlántico a nado. La valentía es atreverme a exponerme, a que me vean tal cual soy, lo que significa correr el riesgo de meterme en un torbellino de emociones nada agradables como la vergüenza y el miedo. Y es que desde ese torbellino puedo percibir las miradas de los demás, que se me antojan hirientes y burlonas. Y entonces, tengo la tentación de encogerme hasta hacerme diminuta, invisible incluso. Y dejar que pase el tiempo para que todos me olviden. Así que podréis entender que ese torbellino es para mí algo tan terrorífico como el monstruo que duerme en el armario.
¡Qué difícil es quitarse la armadura para mostrar al mundo lo imperfecta que soy! Y por más que escribo sobre ello, sigo atrapada en el remanso de paz que supone mantener mi máscara un día y otro. Sonreír, ser amable, no hablar demasiado. Es como si, cada vez que quisiera exponerme, una fuerza inmensa me llevara en la dirección contraria y no tuviera más remedio que quedarme en mi lago de amabilidad portando el hierro que quema mi piel.
Así de poderosa es la señora vergüenza y por eso, tras tantos años, sigo luchando contra ella o más bien, intentando atravesarla sin que se me caiga un brazo por el camino. Para conseguirlo, respiro hondo y avanzo. El torbellino me inunda y yo sigo avanzando. Se me vuela el sombrero y pierdo los zapatos, se me revuelve el pelo, enrojece mi tez, cada vez me siento más ridícula, pero yo sigo avanzando... Y, por fin, sale un rayo de sol y la vergüenza disminuye. En ese momento, por supuesto, no debo mirar atrás, pues entonces corro el riesgo de que me atrape de nuevo con sus mensajes descorazonadores. Avanzo un poco y cuando el sol ha salido del todo, me felicito por haberlo conseguido una vez más.
Sé que esta es una lucha que mantendré toda la vida, y que las miradas de los demás me aturdirán siempre, y que percibiré una fuerza gigantesca que me llevará hacia mi paz impostada de perfección, y que tendré que avanzar pese a ella. Sin embargo, también sé que cada conquista me hará más resistente y que llegará un día en el que pueda gritar a todos que soy imperfecta y también auténtica y también valiente. Confío en que me queráis también sin mi armadura.
Yo siempre te querré Clementina con o sin armadura. Esas imperfecciones que dices que tienes son virtudes, y estoy seguro que todos los que te rodean lo único que tienen es una mirada de admiración y orgullo.
ResponderEliminarQué lindo anónimo!!
EliminarA estas alturas de la película ya sabrás que fuera de tu mente no hay juez ni verdugo; que no existen miradas ajenas sino espejos donde mirar; que no hay crítica más severa ni exigencia más dura que la que nace de ti misma. A estas alturas sabrás que la única que aún duda de su amor eres tú misma. A estas alturas sabrás que no eres tu carrera, ni tu profesión, no eres lo que ganas. No eres hija, ni esposa, ni madre. Por lo tanto no tienes que conseguir nada. Tú sólo debes recordar que ya eres. Sin más. ERES única y eres TODO.
ResponderEliminar¡Impresionantes palabras! Me las voy a grabar a fuego en el corazón para acceder a ellas cuando tenga dudas de mí misma. Muchas gracias por tanta sabiduría.
EliminarQuerida Clementina: lo importante es lo que tú eres, una persona maravillosa y auténtica, que de esas quedan pocas. Y lo que opinen los demás está de más (como dice Mecano)
ResponderEliminar¡Muchas gracias anónimo! Estoy convencida de que tú también eres una persona maravillosa y auténtica pues yo soy tu espejo y tú eres el mío. Te deseo mucha luz.
Eliminar