Hablemos de la sombra

La sombra personal se desarrolla en todos nosotros de manera natural durante la infancia. Cuando nos identificamos con determinados rasgos ideales de nuestra personalidad-como la buena educación y la generosidad, por ejemplo, cualidades que, por otra parte, son reforzadas sistemáticamente por el entorno que nos rodea, vamos configurando lo que W. Brugh Joy llama el Yo de las Resoluciones de Año Nuevo. No obstante, al mismo tiempo, vamos desterrando también a la sombra aquellas otras cualidades que no se adecúan a nuestra imagen ideal-como la grosería y el egoísmo, por ejemplo-. De esta manera, el ego y la sombra se van edificando simultáneamente, alimentándose, por así decirlo, de la misma experiencia vital.

(…) 

Sólo podemos ver a la sombra indirectamente a través de los rasgos y las acciones de los demás, sólo podemos darnos cuenta de ella con seguridad fuera de nosotros mismos. 


Del libro “Encuentro con la sombra”. Jung, Campbell, Wilber y otros.



Foto de Nadi Lindsay: https://www.pexels.com


¿Te has preguntado alguna vez qué es la sombra?


Es aquello que no ves de ti mismo, pero que está ahí, en tu inconsciente. Es aquello que no quieres ser, ese saco que arrastras y que contiene todos los aspectos inaceptables de ti mismo. Y es que a lo largo de nuestra infancia vamos construyendo dos edificios a la vez: uno se construye hacia arriba y el otro hacia abajo. Uno es la cara luminosa de la luna. El otro la cara oculta. Uno es el hermano querido y el otro el odiado. Interesante que nos pasemos la vida ignorando a uno de ellos.  🌓


¿Para qué reflexionar sobre la sombra?


Para conocerte a ti mismo y, desde ese conocimiento, ser más libre, pues la sombra, lo quieras o no, te domina desde su oscuridad. Cuando la conoces, pierde su fuerza, te haces más grande que ella.


Cuantas más cosas echamos en nuestro saco personal, cuanto más repleto se halla, menor es la energía de la que disponemos.


¿Y luego qué?


Tras conocerla, el siguiente paso es aceptarla, darle un espacio y amarla. Es decir, ir vaciando el saco.


¿Para qué amar nuestra sombra?


Date cuenta de que amar tu sombra es amarte a ti mismo. Cuando no amas una parte de ti, estás en conflicto con esa parte y eso no solo te hace sufrir, sino que te hace ver conflicto a tu alrededor, en tu mundo. Eliminar tu lucha interna te traerá paz, porque ya no estarás peleado contigo mismo ni con los demás.


Cuando nos negamos a aceptar una parte de nuestra personalidad, ésta termina tornándose hostil. Casi podríamos afirmar que es como si se alejara y organizara un motín contra nosotros.


¿Qué primer paso puedo dar para sacar a la luz mi sombra?


La respuesta a esta pregunta es ¿Qué no toleras de los otros? ¿Cuáles son las pequeñas cosas que te sacan de quicio? Es interesante ser detective de uno mismo, estudiarse y poner atención a todo lo que me lleva a enrojecer de ira, o a arrugar mi corazón. Es en esos momentos cuando puedo sacar la lupa y observar, en lugar de dejarme llevar por la corriente del río, como siempre. Observo mis pensamientos, mis emociones y mi conducta en esa situación. Me observo como si yo misma fuera a la vez la protagonista de la película y su espectadora. Después de eso, me doy la enhorabuena por haber hecho algo diferente y por estar dando pasos hacia mi libertad interior.


¿Qué más?


Cuando hayas detectado un aspecto de su sombra, guarda en tu memoria lo aprendido para que, la próxima vez que ocurra algo que saque de tu chistera al monstruo, ya sepas de dónde viene y puedas poner un pellizco de Compasión y Humor a toda la escena.


La conclusión es...


Que todo este proceso eliminará la culpa de tu vida, tanto la que sientes tú como la que derramas sobre otros, y te irá convirtiendo en un ser cada vez más completo, libre y compasivo, en paz consigo mismo y con el mundo. Un ser luminoso.


Así que mi pregunta es:


¿Te atreves hoy a mirar a los ojos al monstruo que vive dentro de tu armario?









Comentarios