¿Qué ves: una bruja con verruga o una bella señorita?

Pero la mayoría de los días, si sois lo bastante conscientes como para daros a vosotros mismos esa opción, podéis elegir mirar de forma distinta a esa señora gorda de mirada muerta y demasiado maquillada que le acaba de pegar un grito a su niño en la cola de la caja; tal vez ella no sea así normalmente, tal vez lleve tres noches seguidas cogiendo la mano de su marido, que se está muriendo de cáncer de huesos, o tal vez esa señora no sea otra que la empleada mal pagada del departamento de tráfico que ayer mismo ayudó a vuestro marido o a vuestra mujer a resolver un pesadillesco problema de papeleo mediante un pequeño acto de amabilidad burocrática.

"Esto es agua". David Foster Wallace.

¿Qué ves en esta imagen: una bruja o una señorita?

Podemos elegir mirar de manera distinta a las personas que nos rodean. Quizás te preguntes "¿Para qué?" 

👐Se me ocurre que para desenvenenarte de tanto juicio oscuro y vivir de manera más ligera. Porque cuando te enredas en críticas y juicios, tanto si los verbalizas como si no, es como si te tomases un buen trago de arsénico disuelto en agua. Y así va corriendo por tus venas ese líquido, sin tú darte ni siquiera cuenta, empañando los cristales de tus días, ensuciando hasta los momentos más límpidos. Así que, aunque solo sea por tu salud, plantéate muy en serio cambiar tu mirada. 

👐Se me ocurre que para mejorar tu relación con el otro, pues, tanto si hay palabras como si no, lo que piensas flota en el aire y seguramente también en tu rostro. Tenemos cierta tendencia a creer que el otro es siempre nuestro enemigo, salvo que demuestre lo contrario. Así que, si tiene un grano en la frente, es mi enemigo; si grita a su hijo, es mi enemigo; si lleva un perro que ladra, es mi enemigo... Cualquier excusa es válida para que yo saque mis garras interiores. Y así vamos a la defensiva a todas partes, como si estuviéramos en guerra, con nuestra armadura y nuestra espada y con cara de brutos.

👐Finalmente, se me ocurre que para divertirte, pues desarrollar tu imaginación suponiendo historias rocambolescas que convierten a la cajera del supermercado en la gloriosa heroína de un épico viaje, es mucho más enriquecedor que pasarse el día gruñendo cual dóberman. 

Ya sé que...

 💭 Hace falta una desmedida imaginación para pensar que ese adusto compañero de trabajo, que ni te saluda en el ascensor, está pasando por un mal momento porque duerme en el pétreo sofá del hospital con su padre recién operado. 

💭   Hace falta una colosal imaginación para, en lugar de murmurar "¿pero, dónde le habrán regalado el carnet de conducir a éste?" pienses "Pobre. Quizás conduce así porque no sabe si aceptar ese puesto de trabajo en Sidney, que supone cumplir un sueño anhelado pero que también implica separarse del amor de su vida." 

  💭 Hace falta una extraordinaria imaginación para concluir que los demás cargan con dramas que tú ni atisbas, que ellos también son los protagonistas de sus relatos, que seguramente lo último que desean es hacerte daño, que no todo gira alrededor de tu pequeño planeta.

Así que hoy mi propuesta es que saques del trastero tu apolillada imaginación, que cojas el pincel del humor (y del amor) y que cambies las historias que te cuentas sobre los demás. 

Y termino con las consabidas palabras de Ramón de Campoamor:

Y es que en el mundo traidor 

nada hay verdad ni mentira

 todo es según el color 

del cristal con que se mira.

Foto de Ethan Sees: https://www.pexels.com

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