Permitir


A la vida no se la puede controlar.
Trata de acorralar a un rayo, o de dominar a un tornado. 
Detén a un río y creará un nuevo cauce.
Resiste y la marea te hará caer. 
Permite y la gracia te aupará a un nivel superior.
 La única seguridad reside en dejar entrar a todo: lo salvaje y lo débil; el miedo, las fantasías, los fracasos y el éxito. 
Cuando la pérdida arranca las puertas del corazón, o la tristeza encubre tu visión con desesperanza, 
la práctica consiste sencillamente en soportar la verdad. 
Si escoges abandonar tu forma conocida de ser, 
Todo el mundo se revela ante tus ojos nuevos.

Danna Faulds



Foto de GEORGE DESIPRIS: https://www.pexels.com

¡Ay qué miedo! Al nacer nos lanzan al mundo con un frágil cuerpo y un limitado conocimiento de lo que es real y lo que no. Lo único que sabemos de esta vida es lo que nos han transmitido nuestros mayores. Y lo damos por válido. Pero aquéllos que nos lo han transmitido, tampoco sabían gran cosa. Solo lo que les enseñaron sus mayores. Por eso, al transcurrir el tiempo, nos damos cada vez más cuenta de que la gran mayoría de nuestro mundo es tan incontrolable y salvaje como un huracán. Y que no sabemos nada. Es como nadar en altamar; a tu alrededor solo ves agua y estás a merced de cualquier tormenta, tiburón, corriente marina. Lo raro es no tener miedo ¿verdad? 

No queremos aceptar que estamos inmersos en la incertidumbre. Nos tapamos los ojos a la realidad e intentamos controlarlo todo, tanto lo que está en nuestra mano y como lo que no, sin querer admitir que el cauce de un río, el carácter del jefe o lo que los demás piensen de nosotros son aspectos que se escapan a nuestro control. ¡Incluso nuestros propios pensamientos son muchas veces incontrolables! Y seguimos dándonos golpes contra la pared de hormigón cada vez que ocurre algo que no encaja en nuestros estándares. 

Frente a tanta incertidumbre, descontrol y miedo solo hay un antídoto para recuperar la ansiada paz interior: la aceptación. Y de eso es de lo que trata el poema: De aceptar y permitir que la vida sea tal cual es. Y de confiar, como confían los pájaros y las olas. Confía...

💗... en que tu vida tiene un sentido, aunque seas un simple oficinista gris y no hayas publicado ningún libro.

💗... en que no estás solo nunca, aunque en este mundo nadie parezca darse cuenta de tu presencia.

💗... en que cualquier obstáculo es una lección que aprenderá tu alma.

💗... en que lo que está ocurriendo ahora tiene un propósito de amor, aunque ahora no lo veas.

💗... en que esa persona difícil que te encuentras cada día es un maestro.

💗... en que la muerte no existe y que tu cuerpo es solo un traje.

Desde mi pequeño "yo" es muy arduo percibir esto y más en estos momentos en los que desearía agarrar mis anhelos y atarlos con cuerdas de colores para que no se me escaparan. Sin embargo, una parte de mí intuye que podemos confiar en que alguien más grande y amoroso está moviendo las mareas y los terremotos. Por eso, lo que propongo hoy es soltar el control de aquello que no controlamos. Y eso significa aceptarlo y permitir que sea. Y abandonarnos a la creencia de que todo está bien así. Esta frase tan conocida de Marco Aurelio resume mi propuesta:

Señor, concédeme serenidad para aceptar todo aquello que no puedo cambiar, fortaleza para cambiar lo que soy capaz de cambiar y sabiduría para entender la diferencia.

Así que seamos como el arquero que quiere alcanzar la luna. Para ello compra el mejor arco y la mejor flecha, practica una y otra vez pero, una vez lanzada la flecha, confía en que el viento la llevará a su destino.




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